Cuando no controlamos las causas de lo que nos acontece entramos en situación de pánico, por eso nos parece insoportable la idea de lo gratuito, porque lo gratuito es algo que escapa a nuestro control.
Comencemos por aclarar el sentido de lo gratuito. Gratuito es algo que se otorga de forma graciable, es decir de balde o de forma desinteresada. También es algo que ocurre de forma arbitraria, sin ningún sentido sin ninguna finalidad.
Algunos afirman que no hay nada gratis en la vida, y yo digo que precisamente la vida es algo gratuito. ¿Acaso has tenido que hacer algo por vivir?, o más bien la vida se te ha dado a cambio de nada.
Muchas cosas ocurren en el mundo para ti de forma gratuita. Disfrutar de la vida, de lo que acontece es gratis. Disfrutar de la contemplación de los fenómenos naturales es gratis. Encontrar la amistad, el amor, es algo gratuito. La felicidad, es algo gratuito. Trabajamos por conseguir muchas cosas, por conservar otras cosas que hemos obtenido. Disponer de ellas y de su conservación depende de nosotros en algunos aspectos, pero en otros depende de la suerte y la suerte es algo gratuito. Para conseguir la felicidad es necesario trabajar la virtud, pero también disponer de suerte, al menos un mínimo de buena suerte, como incluso el propio Aristóteles lo reconoce en la Ética Nicómaco.
Nos cuesta trabajo reconocer que algo ocurre de forma ajena a nuestra voluntad, o que los acontecimientos no ocurren de forma justa, sobre todo cuando dichos acontecimientos son desgraciados.” ¿Qué he hecho yo para merecer esto?” o “¿por qué a mí?” son algunas de nuestras preguntas favoritas.
La vida no es justa, porque la vida es algo gratuito, gran parte de lo que nos suceda no va a depender de lo que hagamos. Hasta el propio Kant necesitó establecer a Dios como condición de posibilidad de la moral, ya que solo Dios puede ser el garante de una recompensa justa por una vida justa o moral.
La vida y gran parte de las cosas que nos suceden son algo gratuito y hay que apreciar aquello que nos es dado gratis y a la par evitar la desesperación de sufrir aquellos males, que por ser gratuitos no dependen de las consecuencias de nuestras acciones.
Luchemos por mejorar aquellos aspectos de nuestras vidas que podemos mejorar, por aquello que está en nuestras manos. En relación con aquellos otros acontecimientos que suceden y no dependen de nosotros, disfrutemos de ellos si son positivas y no nos amarguemos intentando buscar el sentido de los mismos cuando estos no nos son favorables.