El utilitarismo es el modelo ético que normalmente se utiliza como respuesta a los dilemas en las catástrofes. ¿Por qué no el imperativo kantiano?
Hoy, al terminar mi sesión de piscina, se comentaba en los vestuarios sobre el ofrecimiento de algunos jubilados japoneses como voluntarios, para intentar resolver el problema de los reactores de la central nuclear de Fukushima. Mientras me duchaba, me puse a pensar cómo se plantearía la solución a este dilema desde distintas teorías éticas.
Lo primero que se me vino a la mente es la solución utilitarista, es la que siempre suele aparecer en las situaciones de tragedias, sobre todo en las películas como 2012 de Roland Emmerich. Las personas que más puedan aportar a la sociedad son las que deben salvarse y los que menos son los que deben sacrificarse.
Este era el planteamiento que se defendía en la conversación del vestuario. Entonces, me pregunté, cuál sería la solución kantiana. No me resultaba sencillo, hasta que caí en la cuenta, y apelando al imperativo del deber y de responsabilidad, se me ocurrió que lo adecuado sería que los responsables de la situación de esta central nuclear serían los que tendrían que apechugar con la situación.
¡Qué curioso!, hace un par de días unos banqueros (no olvidar que la economía gobierna nuestro mundo) corrían a pillar jets privados, para abandonar el país, ¿harán lo mismo los políticos, los técnicos y los sabios? ¡Eso!, que se salven aquellos que puedan levantar el país en un futuro. ¿El resto?, ...
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