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¿Por qué preocupa tanto la moral sexual?
El respeto y la responsabilidad deben ser los ejes de una formación en moral sexual.
Lo realmente preocupante es el fracaso en la educación frente a determinadas conductas sexuales, que se podrían denominar conductas de riesgo. En este aspecto el paradigma socrático induce al fracaso, al confiar en que «el que conoce el bien lo ejecuta».

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By Niki (own work to use in Portal:Seks, based on:)
[Public domain], via Wikimedia Commons

La condena del libro de Educación para la ciudadanía junto con la autorización al alumno para objetar dada por el TSJA, del que hablamos hace unos días en este blog, junto con otras cuestiones me han llevado a reflexionar sobre este tema.

Por cierto, no me puedo reprimir hacer un comentario sobre el anteriormente hecho citado. Curioso que los demandantes, en esta ocasión, es la misma familia que presentó la demanda antaño solicitando poder objetar contra la asignatura de marras, los argumentos jurídicos los mismos y los votos particulares los mismos. ¡Hay cosas que nunca cambian!

La pregunta que me hago es la siguiente: ¿por qué preocupa tanto la moral sexual?

Desde mi humilde punto de vista creo que este tema se plantea en el ámbito educativo desde diferentes ópticas. Por un lado, existe un grupo de personas, confesionalmente católicas, preocupadas por que en la escuela se puedan trasmitir visiones no coincidentes con la moral sexual católica. Por otro lado, otro grupo de personas, preocupadas por que en las escuela se transmitan algunos valores relacionados con el respeto a la identidad sexual (o de género) y frente a determinadas conductas sexuales, así como tratar de resolver algunos problemas relacionados con este asunto como: embarazos no deseados, enfermedades de trasmisión sexual, ...

Tanto hablar de sexo, parece que nos hemos convertido en una sociedad pansexualista. Pero no, la sexualidad es un aspecto fundamental en nuestras vidas, ya que define, condiciona, y otras cosas más muchos aspectos en nuestra vida. Nos relacionamos sexualmente con el mundo, y no me refiero a la relación física, sino a que gran parte de nuestras actividades están marcadas desde la óptica de la sexualidad. Por otro lado muchas de nuestras conductas sexuales o relacionadas con aspectos ligados a la sexualidad tienen consecuencias sobre nuestra vida y sobre las de los demás. De ahí la importancia de una buena educación sexual, de una ética sexual.

Intentaré abordar, de forma resumida, qué es lo que una ética de mínimos puede aportar sobre este tema.

La primera pregunta es ¿por qué hablar desde una ética de mínimos? Sencillamente, porque en una sociedad plural solo es posible establecer una serie de principios morales, que apoyándose en el respeto a todos, se defiendan las aspectos irrenunciables, que posibilitan el desarrollo humano.

Presupuestos básicos:

  • Las conductas tienen consecuencias, por ello en nuestro comportamiento sexual, no debemos perder de vista, que debemos comportarnos de tal manera que el respeto a los demás, sea el principio rector de nuestros actos y no la mera apetencia. Igualmente nuestra conducta moral, debe ir orientada al desarrollo de nuestra persona y a evitar lo que pueda impedirlo.
  • Una de las funciones básicas de la sexualidad es la reproducción, pero ésta no es la única, por lo que no debe ser impuesta como principio universal rector de la conducta sexual.
  • Como personas libres que somos, podemos decidir cómo vivir nuestra dimensión sexual y cómo relacionarnos sexualmente, siempre y cuando no causemos perjuicios a los demás. Por ello, no hay ningún modelo válido, que pueda presentarse por encima de los demás y menos imponerse, impidiendo el libre desarrollo de las personas.

Ahora desde esta óptica, analicemos dos de las cuestiones que parecen haber suscitado la condena del citado manual de Educación para la ciudadanía.

La primera es el asunto de la fidelidad. Está claro que la gran mayoría consideramos la fidelidad como un valor fundamental en el ámbito de las relaciones de pareja. Pero no es ese, o no debe ser ese el fundamento de la misma, como tampoco debe serlo el criterio el que a mi me guste o no me guste ser fiel. El verdadero fundamento de la fidelidad estriba en que toda relación es una relación entre dos, si ambas personas se ponen de acuerdo sobre este tema, es cuestión de ellos el que permanezcan fieles o no. En este sentido y sólo en éste creo que si puede afirmar que la fidelidad no es imprescindible.

La segunda versa sobre el tan manido asunto de los modelos familiares. No, no debe haber un modelo único de familia, porque como ya dije anteriormente, cada uno es libre de establecer la forma de relación y vida. Por supuesto que con esto se relativiza el concepto de familia cristiana, ¿pero es que acaso debe imponerse este modelo?, ¿pero es que acaso el alumnado de este país es tan ciego que no se da cuenta de lo que sucede en la calle? ¿Dónde está el peligro de una afirmación, que simplemente constata lo que todo el mundo sabe? Lo importante no es el modelo, lo importante y lo que no se puede relativizar es el respeto a poder desarrollar modelos diferentes y que no perjudican a nadie.

Pero lo que realmente me preocupa no son estas cuestiones, que, aún siendo importantes en el respeto a los demás, seguirán en la palestra de los medios de comunicación, hasta que algunos no terminen de darse cuenta del que el modelo de vida cristiana es muy importante para los creyentes, pero que hay otras personas que tienen otras formas de ver la vida. Lo realmente preocupante es el fracaso en la educación frente a determinadas conductas sexuales, que se podrían denominar conductas de riesgo.

Creo que en este último sentido, se ha producido un fracaso educativo, quizás porque la orientación de los programas educativos se ha centrado principalmente en hacer incapié en la información y no en formar hábitos. Quizás el alma socrática ha imperado y nos hemos olvidado de Aristóteles. Sin embargo el paradigma socrático induce al fracaso, al confiar en que «el que conoce el bien lo ejecuta». Yo me quedo con Aristóteles, la sabiduría es importante, pero no hay desarrollo moral sin forjar el carácter, es decir hay que crear hábitos adecuados. Y creo que lo que ha fallado en este aspecto, es que no se han formado hábitos en el respeto y la responsabilidad. En definitiva, el que se habitúa a ser respetuoso y responsable, termina por serlo en todo, y estos son aspectos fundamentales en una conducta de moral sexual, incluidas las conductas de riesgo.

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