5.3. La teoría de la excelencia

Icono IDevice El análisis del fenómeno moral

Es posible que la teoría de la felicidad, que hemos visto en el apartado anterior, con la que Aristóteles aborda la ética, te haya parecido un planteamiento poco novedoso y en el fondo un poco platónico. Pero ahora vamos a abordar la ética desde la perspectiva de la teoría de la excelencias o desde el ámbito de la sabiduría práctica, que es una perspectiva más interesante.

Ahora vamos a ver a un Aristóteles que realiza un minucioso análisis de la moral. Para ello vamos a partir de su teoría de la areté, también denominada virtud o excelencia. 

Areté, virtud o excelencia

representación de la virtud mediante una escultura griega clásica
Imagen 14. Representación
griega de la virtud

Para Aristóteles, la areté representaba el conjunto de cualidades internas que definen a la persona, son cualidades del carácter. Algunos traducen el término areté por virtud, pero otros, prefieren utilizar el término excelencia, que por estar más relacionado con la búsqueda de la perfección de uno mismo, es más fiel al sentido original del término areté y evita el sentido cristiano, que el término virtud lleva consigo.

La excelencias, como hemos indicado, son fundamentalmente excelencias del carácter, aunque también podemos hablar de las excelencias de la inteligencia. Las excelencias intelectuales, ya las hemos indicado anteriormente al hablar de los dos tipos de sabiduría. Según esto, la excelencia intelectual consiste en actuar de acuerdo con la regla recta, establecida mediante una operación intelectual. Veamos ahora las excelencias del carácter o también excelencias morales.

Las excelencias del carácter o virtudes morales

imagen de un puzzle de un rostro masculino
Imagen 15. El ethos

Lo primero que tenemos que decir es que la utilización del término carácter, como traducción del original griego ethos no es muy adecuada, ya que nos puede confundir y hacernos pensar que se refiere a una disposición psicológica, como cuando solemos hablar del carácter que tiene una persona.

Así pues, debemos entender carácter (ethos) como la forma de ser de una persona, que se revela en sus acciones. Pero no en cualquier tipo de acción, sino de aquellas que son habituales. Así, el carácter se articula en los hábitos (actitud de la que surgen nuestras respuestas) y estos se ponen de manifiesto en las acciones.

Para comprender mejor qué son las excelencias del carácter, vamos a partir de un texto de Aristóteles:

"Por lo tanto, la virtud (areté) es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad, consistiendo en este medio que hace relación a nosotros, y que está regulado por la razón en la forma que lo regularía el hombre verdaderamente sabio. La virtud es un medio entre dos vicios, que pecan, uno por exceso, otro por defecto; y como los vicios consisten en que los unos traspasan la medida que es preciso guardar, y los otros permanecen por bajo de esta medida, ya respecto de nuestras acciones, ya respecto de nuestros sentimientos, la virtud consiste, por lo contrario, en encontrar el medio para los unos y para los otros, y mantenerse en él dándole la preferencia".

ARISTÓTELES Ética a Nicómaco, Libro II cap.6, traducción de Patricio de Azcárate (fuente filosofia.org)

  • El primer aspecto de la definición de Aristóteles incide en que es un hábito, y los hábitos son actitudes adquiridas. Por ello, la bondad del carácter no es ni natural ni innatural. No es natural, ya que aunque nacemos con una capacidad, ésta debe ser debe ser desarrollada en la práctica, es decir mediante el aprendizaje. Tampoco es innatural, ya que no es contrario a nuestros impulsos y podemos desarrollarlo naturalmente.
  • El segundo aspecto a destacar es que depende de nuestra voluntad. Pero este aspecto intencional de las excelencias, no elimina la necesidad de una situación adecuada generada por la práctica y concretada en un modo de ser. No solo basta con la intención, sino que, también es necesario un cierto hábito de hacer cosas, o mejor dicho un hábito en hacer las cosas de forma excelente.

"Razón ha habido, pues, para decir que se hace justo el hombre ejecutando acciones justas, templado ejecutando acciones de templanza; y que si no se practican actos de este género, es imposible que nadie llegue nunca a ser virtuoso. Pero el común de las gentes no practican estas acciones; y pagándose de vanas palabras, creen crear una filosofíay se imaginan que por este método adquieren una verdadera virtud".

ARISTÓTELES Ética a Nicómaco, Libro II cap.4, traducción de Patricio de Azcárate (fuente filosofia.org)

  • Pero también hemos de afirmar que, al hablar de acciones intencionales o voluntarias, debemos de indicar que estas deben ser, acciones deliberadas. Las excelencias del carácter no son sólo los actos voluntarios (acciones cuyo origen está en el agente y éste conoce las circunstancias en que el acto se cumple) sino también conformes a una elección (son las que están en nuestro poder y las elegimos, presuponen un fin determinado y considera como puede ser alcanzado ese fin, la elección es el deseo deliberado de cosas que están en nuestro poder) La virtud y el vicio están en nuestro poder, por tanto la virtud no es cuestión de conocimiento (crítica a Sócrates) sino de elección.
  • Además la excelencia del carácter es el punto medio en relación a nosotros. Es la teoría del término medio entre el exceso y el defecto, que siempre deben ser evitados. Pero este término medio no es algo absoluto y fijo para todos, sino que está individualizado, ya que depende de las circunstancias particulares de cada uno.
  • Finalmente, hay que indicar, que este término medio viene determinado por una reflexión correcta, propia de un ser humano con sabiduría práctica. Aparece así la sabiduría práctica, que es una de las excelencias del carácter. Por ello, la sabiduría práctica se constituye en la base de la teoría ética de Aristóteles, ya que es necesario una sabiduría práctica aplicando racionalmente principios generales a las circunstancias de cada caso particular. El término medio es difícil de determinar, y en algunos casos está más próximo al defecto o al exceso (el coraje se opone más a la cobardía que a la temeridad). Ninguna regla nos ayudará a saber lo que debemos hacer; debemos esperar a encontrarnos en las circunstancias particulares de nuestra acción y tomarlas a todas en cuenta.

La sabiduría práctica o prudencia

representación de la prudencia mediante una escultura griega clásica
Imagen 16. La prudencia

Dentro de las cinco excelencias de la inteligencia (técnica, ciencia,sabiduría práctica, sabiduría e intelección) la que nos interesa es la sabiduría práctica, que además es una de las excelencias del carácter. La sabiduría práctica o prudencia se constituye en la base de la teoría ética de Aristóteles.

La tarea de la sabiduría práctica es realizar la correcta deliberación de cara a conseguir el bien supremo. Su objetivo es analizar todas las posibilidades que permitan alcanzar el máximo de excelencia en las circunstancias particulares de cada individuo. Para ello es fundamental la experiencia de vida, de ahí que la sabiduría práctica se parezca más a un habilidad práctica que a la ciencia.

Por todo esto podemos afirmar que la ética aristotélica conjuga tanto la inteligencia como los hábitos, ambos son fundamentales para la consecución de una buena vida.

Finalmente, tenemos que afirmar que pese a que las excelencias del carácter son el elemento indispensable de la felicidad, no son por sí solas la felicidad. Además, según Aristóteles, es necesario: las riquezas moderadas, la amistad, la ausencia de desgracias.

La excelencia del carácter es una actitud firme, permanentemente adquirida mediante el uso de la inteligencia y del esfuerzo personal. Nacemos con una capacidad, pero que debe ser debe ser desarrollada en la práctica. Una práctica en la que hay que evitar tanto el exceso como el defecto. Y para ello la sabiduría práctica nos ayuda deliberar sobre como ajustar nuestras acciones, basándonos más en la experiencia de vida que en un conocimiento puramente científico.

Comparando Aristóteles con otros filósofos

Lee con atención las preguntas y elige las respuestas que son más correctas, para cada una de ellas.

 

1.- Si comparamos a Aristóteles con los sofistas, podemos afirmar:

que ambos mantiene posturas relativistas respecto a lo que es bueno.
    que Aristóteles se opone de forma rotunda al relativismo de los sofistas.
      que Aristóteles no tenía muy claro si se podía mantener el relativismo de los sofistas.


        2.- Si comparamos a Aristóteles con Sócrates, podemos afirmar:
        que ambos mantienen la misma posición, ya que para poder realizar el bien basta con el conocimiento del mismo.
          que sus teorías éticas son totalmente contradictorias.
            que ambos coinciden en identificar la felicidad con la sabiduría y que esta sabiduría juega un papel muy importante en la acción moral. Pero Aristóteles afirma además, que para realizar las excelencias no es necesario solo la sabiduría, sino que es necesario una práctica, unos hábitos que nos ayuden a ser excelentes.


              3.- Si comparamos a Aristóteles con Platón, podemos afirmar:
              que, mientras Platón afirmaba la necesidad del conocimiento del Bien, Aristóteles negaba esta necesidad y afirmaba que todo es cuestión de voluntad.

              que en cuestiones de ética a penas existen diferencias significativas entre Platón y Aristóteles.

              que Platón defencía la existencia de un Bien absoluto. Mientras Aristóteles, apesar de que tenía claro que existen acciones inmorales, defendía un cierto relativismo. Ya que las virtudes se tienen que ajustar necesariamente a un término medio, que a su vez debe tener en cuenta las circunstancias particulares.


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