3.1 Teoría del conocimiento (Locke y Berkeley)
La experiencia como fuente de conocimiento
A pesar de que el empirismo mantiene grandes discrepancias con el racionalismo, sin embargo coincide con el racionalismo, en que nuestro conocimiento es un conocimiento de ideas, entendidas estas como contenidos mentales. Esta circunstancia hace que se mantenga vigente el problema de dilucidar si las ideas se corresponden con lo real. Si solo conocemos nuestras ideas (contenidos mentales), ¿cómo sabemos que estas nos muestran la realidad?
Locke, un decepcionante punto de partida
Imagen 25 J. Locke |
Locke inicia la teoría del conocimiento dentro del empirismo moderno, criticando la existencia de las ideas innatas, garantía, en parte, de un conocimiento objetivo (las ideas innatas son puestas por Dios y Dios no nos engaña). Para Locke las ideas son todos los contenidos de la mente humana, los objetos inmediatos de nuestro conocimiento, algunas de las cuales son imágenes o representaciones de la realidad exterior. Ya veremos si Locke puede justificar esta última afirmación.
Según Locke, puesto que nuestra mente es como un papel en blanco en el que nada hay escrito, todas nuestras ideas proceden de la experiencia. Por tanto, todo nuestro conocimiento deriva últimamente de la experiencia (principio del empirismo).
Realizando una análisis psicológico (qué es lo que sucede en nuestra mente) descubre que disponemos de dos fuentes de experiencia:
- La denominada experiencia externa, que nos aporta las sensaciones, fuente principal de ideas. Mediante ella, los sentidos trasmiten a la mente desde los objetos externos los que en ellos producen aquellas sensaciones.
- La experiencia interna, la reflexión, que nos muestra las operaciones internas de nuestra mente cuando se ocupa de las sensaciones, cuando reflexiona sobre ellas. Estas ocupan, para Locke, un papel secundario.
Por otro lado, Locke establece una distinción entre Ideas, sensaciones que recibimos y Cualidades, capacidades de producir sensaciones. Esta últimas se dividen en:
- primarias, son las que están presentes en las cosas (número, extensión, figura, movimiento)
- secundarias, que son las que producen sensaciones que no están en las cosas, sino en nuestro cuerpo (color, sonido, sabor).
Locke no duda de la existencia de una realidad distinta de nuestras ideas, que es a la vez productora o causante de las ideas. Así afirma la existencia de tres ámbitos de realidad:
- YO del cual tengo certeza intuitiva.
- DIOS del que tenemos certeza demostrativa (Dios es la causa última de nuestra existencia).
- CUERPOS de los cuales tenemos certeza sensitiva (son las causas de nuestras sensaciones).
Berkeley. Si no te veo no existes
Imagen 26 G. Berkeley |
Berkeley da un paso más, al afirmar, criticando a Locke, que no podemos asegurar que nuestras ideas son representaciones de la realidad, ya que sólo conocemos ideas y no la realidad. Así la experiencia queda reducida a puros contenidos de conciencia y ser es igual a ser percibido. Dado que lo experimentado es un complejo de sensaciones y no hay necesidad de otra realidad, como tampoco hay posibilidad de comprobarlo.
Los objetos sensibles no tienen ninguna existencia absoluta por si mismos, su existencia es ser percibidos. No hay pues dos realidades como pretendía Locke, cosas e ideas, sino únicamente ideas, los cosas son ideas y las ideas son la única realidad. Siendo coherentes con este planteamiento, la causa de nuestras sensaciones no hay que buscarla en el mundo externo, sino en un espíritu creador semejante al nuestro. Las ideas están impresas en los sentidos por Dios y son llamadas cosas reales. Las ideas son las cosas mismas y no representaciones de las cosas.
Así con el "ser es ser percibido" Berkeley elimina la dificultad planteada por Descartes para conseguir certeza sobre el mundo exterior (material), ya que este no existe, solo existe lo percibido, las ideas. Podemos decir que, para Berkeley, solo existe Matrix y Dios creador de Matrix.