Soraya es una especie de alumna itinerante. A causa del trabajo familiar tiene que desplazarse de una ciudad a otra continuamente. Esta circunstancia ha hecho que haya pasado por varios centros educativos. Este curso comienza el bachillerato en uno de los institutos más afamados de la ciudad.
En esta ocasión, debido al traslado de domicilio, se ha incorporado al instituto una semana más tarde más tarde. Hoy es su primer día de clase y además de alguna explicación del profesor, han estado organizando los grupos de trabajo. Cuando se han terminado de formar los grupos, ha podido observar cómo Miguel, aparentemente un chico interesante, ha dirigido una mirada agresiva a algunos de sus compañeros, a la que una de las chicas le ha respondido con una sonrisa irónica.
Al finalizar la clase, Miguel se ha ido a por la chica de la sonrisa irónica y le ha dicho con un tono de cabreo de mil demonios: "no estoy dispuesto a hacer lo que vosotros queráis, paso de vosotros". Rápidamente ha respondido otro chico: "tu a callar novato, o aceptas las normas o si no ya sabes lo que ocurrirá".
Aprovechando que es la hora del recreo, han salido discutiendo de clase. Soraya, se ha quedado muy sorprendida y su notable curiosidad le ha llevado a seguirlos hasta el patio, donde la discusión continuaba con más tensión.
Soraya, por fin ha intervenido, y ha preguntado qué es lo que sucede. La chica de la sonrrisa irónica le responde: "mira novata, escucha y aprende, que a tí también te toca".
Miguel, que en el calor de la discusión, no se había percatado de la presencia de Soraya. Se ha vuelto hacia ella y le ha comentado: "Perdona, aún no se como te llamas, acabas de llegar y no te has enterado. Resulta que en este instituto, los veteranos quieren tener controlado todo. Ellos tienen que ser los coordinadores de grupo y así ganarse a los profesores y los nuevos tenemos que realizar el trabajo. Pero es que además, los nuevos tenemos que tomar los apuntes, realizar los ejercicios y pasarselos a los veteranos. ¿te parece justo?
"Mira Soraya, yo si se cómo te llamas. Mi nombre es Javier" (contesta rápidamente el chico que mando cayar a Miguel). Pues claro que es justo, así es como funcionan las cosas aquí, así que aplícate el cuento y ya sabes lo que tienes que hacer.
Soraya le responde: "Gracias Javier, por tu aclaración, pero al igual que Miguel, pienso que esto no es justo".
Miguel aprovechando el apoyo de Soraya y replica: "exacto, yo vengo de otros institutos y en ninguno se sigue esta injusta norma".
"¿Qué pretendes? (responde Javier) ¿decir que las constumbres de otros institutos son las que van a establecer lo que es justo o no? ¡Tu que te crees! ¿Acaso sabes lo que es la justicia?, ¿acaso crees que podemos conocer lo que es justo? Mira membrillo, ¡que eres un membrillo! No hay una justicia, cada grupo, cada sociedad tiene su forma de entender lo que es justo. En este instituto ésta es la constumbre, así que ya sabes lo que tienes que hacer.
Soraya, que ha seguido atentamente la discusión, afirma con rotundidad: "Te equivocas Javier, podemos conocer y afirmar lo que es justo, independientemente del grupo social o del instituto en el que estemos".
La historia la podríamos extender mucho más e incluir otras cuantas argumentaciones. Pero solo nos interesa mostrar cómo, ante el problema de establecer qué es lo justo o cualquier otro término moral, se puede establecer distintas posiciones:
- Toda norma es relativa a cada sociedad o grupo social y es imposible conocer o justificar de forma universal dicha norma.
- Hay normas con valor absoluto y pueden conocerse y justificarse.
Bien, más o menos este es el contexto en el que se plantea la filosofía de los sofistas y de Sócrates. ¿Tu qué opinas al respecto?