5. La Ética o la posesión de la felicidad
Platón defiende una ética de la felicidad, o lo que por aquellos tiempos se llamaba eudemonismo. El término eudeaimonía, ya hemos comentado este término hablando de la etica socrática, proviene del griego "ε_δαμovία" que significa: felicidad, posesión por un demonio bueno.
El eudemonismo moral es una teoría que sostiene que el fin de la acción humana es la felicidad, entendida ésta como la mejor vida que puede vivir el hombre. Eudaimonía es, por lo mismo, la «vida buena», y se refiere a la calidad sustancial de la vida, no a una simple característica o propiedad de la misma.
Originariamente, el eudemonismo es una doctrina filosófica griega que puede atribuirse sobre todo a Sócrates, Platón y Aristóteles, aunque desarrollada sistemáticamente sólo por este último, especialmente en su obra Ética a Nicómaco. No obstante, a pesar de ser Aristóteles quien mejor realizará una exposición de esta doctrina, indicaremos algunas de las aportaciones de Platón a esta teoría.
¿Qué es eso del bien supremo?
Pues el bien supremo es la perfección de lo humano, y lo plenamente humano el el alma racional, solo desarrollando las virtudes propias del alma racional se puede conseguir este bien supremo o felicidad. Para ello es fundamental desarrollar tres virtudes:
Imagen 11. Entrega del collar de la Armonía |
Ya tenemos la plena conjunción de todo. Si somos sabios, sabremos que es lo que tenemos que hacer. Si nos libramos del cuerpo, nada nos impedirá alejarnos de la verdadera realidad y por tanto de la sabiduría. Si conseguimos la armonía en nuestro alma, seremos capaces de mantener nuestro vuelo en torno al mundo de las ideas.
A Platón le importó más una dimensión muy práctica de la ética, ¿la adivinas? Si, se trata de la política. Ética y Política resultaban inseparables en esta época, ya que un individuo no podía alcanzar el bien si no lo alcanzaba su polis y una polis no podía conseguir su pleno desarrollo, sino lo conseguían el conjunto de sus ciudadanos.