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 La filosofía moderna. Racionalismo y empirismo


Matrix de nuevo. Encerrados en la conciencia

“Y el mundo pasó a ser un reflejo en la mente del ser humano”
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Imagen 1 Matrix

No temas, que no vamos a hablar de Matrix Reloaded, segunda entrega de la saga, sino que vamos a seguir con el ejemplo de Matrix, pero desde una perspectiva diferente a la que utilizamos cuando abordamos el tema de Platón. Ahora no nos interesa ver Matrix como un espacio engañoso o irreal al estilo de la caverna platónica, sino centrarnos en el tema del conocimiento en el ámbito del sujeto o en el espacio de su conciencia.


"¿Alguna vez has tenido la sensación de no saber con seguridad si sueñas o estás despierto?"*

¿Te parece absurda esta pregunta?, la plantea Neo en la película. La pregunta cobra sentido si nos situamos en el ámbito de la filosofía moderna, que sitúa el conocimiento en el espacio de la conciencia, ya no conocemos lo real directamente, sino que solo cocemos lo que se refleja en nuestra conciencia. Si esto es así, tambien cobra sentido la pregunta que Morfeo le plantea a Neo

"¿Alguna vez has tenido un sueño, Neo, que pareciese muy real? ¿Qué ocurriría si no pudieras despertar de ese sueño?, ¿cómo distinguirías el mundo de los sueños de la realidad?"*

Con ello, nos vuelve a surgir de nuevo el problema de lo real, ¿qué es lo real?, ¿qué es real? Es otra de las aportaciones de Morfeo en la película:

"¿Qué es real? ¿De qué modo definirías real? Si te refieres a lo que puedes sentir, a lo que puedes oler, a lo que puedes saborear y ver, lo real podría ser señales eléctricas interpretadas por tu cerebro"*.

Aunque ahora, la cuestión fundamental no es solo determinar qué es lo real, sino cómo poder establecer cuáles de los contenidos de mi conciencia son verdaderos. Dicho de otro modo, si asumo que solo conozco lo que me aparece en mi mente, ¿cómo puedo saber cuál de ellos se ajusta a la realidad o es verdadero? El problema es poder establecer un criterio de verdad o de certeza.

Para los antiguos lo verdadero era lo que se ajustaba o se correspondía con la realidad. Pero ahora ya no se puede utilizar este criterio, ya que solo conocemos lo que aparece en mi conciencia (en mi cerebro), ¿cómo puedo saber si es verdadero?

¿Te animas a encontrar una respuesta recreando de nuevo la aventura de los filósofos modernos?

* Los textos han sido tomados de la web Filomatrix, que te recomiendo visites ,si quieres ampliar información sobre la relación de Matrix con la filosofía

Para avanzar en esta interesante aventura, que nos permita descubrir las posibles soluciones de la filosofía moderna a los problemas que acabamos de plantear, no solo en este tema dedicado al racionalismo y empirismo, sino también en el siguiente dedicado a Kant y a la filosofía ilustrada, vamos a comenzar un pequeño análisis histórico que nos permita descubrir los cambios que hacen posible esta nueva forma de plantear los problemas.


1. El camino hacia la modernidad.


¿Qué es lo moderno?

Los cambistas
Imagen 2. El cambista y su mujer

Si te preguntara qué es lo moderno, seguramente me responderías que lo moderno es lo actual, lo que se lleva, lo in, o alguna cosa por el estilo.

Cuando nos referimos a la modernidad nos referimos a una época histórica, que nos resulta dificil situar dentro de un marco temporal. Esto es debido a la falta de acuerdo existente entre los histo­riado­res. Nosotros, para entendernos, la situaremos entre los siglos XVII al XVIII; siempre teniendo presente que estos límites no son estrechos.

La modernidad se caracteriza fundamentalmente por un giro en la temática filosófica, centrada básicamente, por un lado, en el desarrollo de la nueva ciencia y la nueva metodo­logía cientí­fica y, por otro, en el problema de la fundamentación y objetividad del conocimiento, así como las consecuencias que de este problema se derivan.

La época moderna supone pues el abandono de los esquemas propios de la filosofía medieval. Pero este cambio no es algo que produjo de forma repentina, sino que fue fruto de una evolución en el pensamiento occidental a partir del s. XIV, con la crisis de la escolástica y posteriormente con el rena­ci­miento. Éstas son fundamentalmente épocas de crisis y no se caracterizan por dar soluciones importantes a estos problemas. Por esta razón las dejaremos a un lado, destacando únicamente algunos aspectos, que pueden ser dignos de ser tenidos en cuenta.

La filosofía moderna supone una ruptura con toda la cosmovisión que se había fraguado durante el período medieval. Si queremos establecer un denominador común que de unidad a este período, podríamos afirmar que éste reside en la intencionalidad de introducir la racionalidad en todos los ámbitos de la vida humana.

Ya hemos estudiado como la filosofía griega supone una defensa de la razón frente al mito, pero la aparición del cristianismo trajo consigo la supeditación de la razón a la revelación. La filosofía moderna pretende recuperar de nuevo la autonomía de la razón tanto en el ámbito del pensamiento, como en el ámbito de la acción. La culminación de estos acontecimientos se nos revela en el pensamiento kantiano y hegeliano.

Pero para conseguir este objetivo, no debemos olvidar la orientación histórica de nuestra asignatura, hemos de hacer referencia a unas serie de acontecimientos que van determinando el camino hacia el desarrollo de la racionalidad hasta la culminación de la misma en el pensamiento hegeliano. Así, aunque normalmente la modernidad se fecha a finales del s. XVI, haremos referencia a la importancia que juega el nominalismo del s. XIV y la crisis de la escolástica, el humanismo renacentista y el desarrollo de la ciencia con la revolución copernicana, para luego ir mostrando el camino a la filosofía ilustrada a través del racionalismo y el empirismo.

 

Rasgos epocales de la filosofía moderna.

Cabría destacar en primer lugar, la primacía otorgada al problema del conocimiento. Efectivamente, los filósofos modernos se caracterizan por anteponer la gnoseología a toda otra cuestión, gnoseología que posee un carácter genético, es decir, se investiga el origen, la génesis de los procesos de conocimiento, cuyo valor de verdad o falsedad es determinado con posterioridad a su origen.

La segunda característica que comparten las corrientes filosóficas de la modernidad consiste en la asunción de una postura claramente subjetivista. El hombre se encuentra imposibilitado para conocer directamente la realidad, las cosas en sí, tal y como son. Perdida la ingenuidad de un realismo gnoseológico, se hace necesario reorientar la pregunta acerca de lo real: ¿Conocemos las cosas tal y como son o son las cosas tal y como las conocemos? La realidad ha dejado de ser evidente, porque no puede ser conocida más que mediatamente, a partir de nuestras ideas o representaciones mentales, esto es: a partir del propio sujeto cognoscente y no del mundo en sí.

Racionalistas y empiristas tendrán que enfrentarse antes que nada con la cuestión del sujeto como origen de todo conocimiento acerca de lo real y con la cuestión de las posibilidades y límites de tal conocimiento. Lo obvio es el sujeto que conoce, a partir del cual se construye lo real, el mundo "extramental".

Subjetivismo y gnoseología tienen como consecuencia inmediata la importancia otorgada a la investigación sobre el método. Se tiene conciencia de una ruptura con el Renacimiento y la seguridad de que se está haciendo y estrenando un nuevo saber. De la preocupación fundamentalmente filológica de los renacentistas, de su revolución orientada hacia el pasado, se pasa a una revolución que, desde el presente, se ordena hacia el futuro desde una perspectiva optimista de progreso.

El paulatino despegue de las ciencias particulares, favorecido por la independencia gradual de toda investigación respecto a los dogmas de la religión y la tradición, hacía necesaria la investigación de un método que desechara todo aquello que no pudiera diferenciarse rigurosamente ni de lo verdadero ni de lo falso. El ámbito de la conjetura, de lo probable no puede mantenerse si lo que se pretende es construir una ciencia cuya característica fundamental sea la certeza, su absoluta indubitabilidad. Por eso, la preocupación por establecer un método seguro y riguroso fue uno de los intereses primordiales de esta época.


¿Quiéres saber más?


1.1. Nominalismo y renacimiento

El nominalismo y la crítica de la filosofía aristotélica.

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Imagen 3 Claustro Guadalupe s. XIV

A partir de 1277, con la condena del aristotelísmo de Tomás de Aquino, comienza la crisis de las escolástica, apareciendo un movimiento filosófico denominado nominalismo, cuyo representante más característico es Guillermo de Ockham.

La filosofía nominalista se caracteriza por la crítica de la filosofía aristotélica, en concreto por la negación de la existencia de esencias universales, afirmando la existencia de esencia particulares; perdiendo así todo el sentido los procesos de mediación en el conocimiento que llevan al conocimiento de estas esencias universales (ahora, éstas serán simplemente conceptos generales) y defendiendo por tanto, un conocimiento directo e inmediato de las esencias individuales, sin necesidad de ningún tipo de proceso inductivo (entendimiento agente).

A su vez la separación de fe y razón junto con la condena de Aristóteles (modelo de ciencia oficial) permite un margen de libertad de investigación sobre los fenómenos naturales, empezándose a derrumbar el edificio de la filosofía natural aristotélica. La explicación aristotélica que más se pone en tela de juicio es la del movimiento, la cual se centraba en la necesidad de que la causa del movimiento debía estar en contacto continuo con el móvil (si cesa la causa cesa el movimiento). Este planteamiento hacía problemática la explicación del movimiento de los proyectiles. La solución aportada por los nominalistas reside en la negación de la necesidad de actuación de una causa externa y la afirmación de la teoría del impetus que proclamaba la trasmisión de un impulso o impetus al móvil por parte de la causa motriz. Con lo cual ya no era necesario que la causa siguiese actuando, pues el móvil recibía un impulso que le mantenía en movimiento.

El Renacimiento.

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Imagen 4 La reafirmación de lo humano

El Renacimiento no es un período en el cual se da una concordancia en los planteamientos filosóficos. De esta época son de destacar los siguientes aspectos:

  • La afirmación del carácter natural del ser humano, frente al carácter divino del medievo. El hombre es un microcosmos, es de la misma materia que todo el universo.
  • La consideración del universo como infinito y homogéneo. Los astros ya no son de materia divina y perfecta. A su vez el geocentrismo va cobrando fuerza.
  • La reflexión en torno al funcionamiento político en los estados modernos (Maquiavelo). Así como la incipiente reflexión sobre el derecho internacional (Francisco Suarez y Tomás de Vitoria).
  • Unido a esto se da también un tipo de especulación mágico-mística sobre la naturaleza y un desarrollo de al alquimia.

1.2 Bacon y la nueva ciencia


Sir Francis abogado, político y filósofo

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Imagen 5 Bacon

Sir Francis Bacon (1561-1626) realmente no hizo grandes aportaciones al desarrollo de la ciencia. Más bien fue un filósofo que reflexionó teóricamente sobre la ciencia con el objetivo de reformar la ciencia y su metodología.

Bacon maneja un nuevo concepto de ciencia que le otorga a ésta una dimensión práctica. La ciencia es un saber que pretende dominar el Universo, para que el ser humano saque provecho. Es el humanismo técnico (revolución industrial), que considera que el desarrollo científico beneficia más que todas las reformas políticas y sociales. Por tanto, Bacon introduce un cambio en la consideración del Saber, la ciencia ya no es un saber contemplativo (conocer por conocer), sino un saber eminentemente práctico (conocer para dominar la naturaleza y sacar utilidad de ella).

Para conseguir esta nueva ciencia es necesario utilizar un nuevo método, dado que el antiguo, es decir la lógica aristotélica, no es válido. Por esta razón, Bacon critica el método aristotélico y defiende un método inductivo.

Crítica del método aristotélico

Según Bacon el método aristotélico no sirve para conocer la realidad, por las siguientes razones:

  • Aristóteles se basa en nociones confusas y mal definidas y por ello carentes de rigor científico.
  • A pesar de que Aristóteles defiende la inducción, la realiza de forma asistemática, ya que recoge datos sin ningún tipo de criterios. También carece de todo rigor, dado que extrae conclusiones generales con mucha ligereza y teniendo en cuenta pocos datos.
  • Es un método basado en una excesiva preponderancia de la deducción, ya que fundamentalmente desarrolla una lógica deductiva (silogismo) y no inductiva.

Aunque el problema fundamental de la lógica aristotélica no reside en la no utilización de la experiencia, sino que anticipa antes de tiempo hacia los principios generales. Frente a la anticipación, conocer la naturaleza es interpretarla, hacer salir los axiomas de los sentidos y de los hechos particulares, para en último lugar llegar a principio más generales.

La tendencia a anticipar es muy propia de la naturaleza humana,y es esta tendencia la que más nos lleva a cometer errores, por eso antes demostrar el método adecuado, hay que mostrar cuales son estas tendencias a los errores.


Te animas a descubir algunos de estos errores

Te voy a poner un ejemplo, mediante un relato inventado, que el propio Bacon expone, de otra manera, en su obra el Novum Organum. A partir de la lectura del mismo deberás responder a las preguntas que se te plantean.

Esto y Lo Contrario era una pareja de amig@s, que solían mantener posturas diferentes respecto a cualquier tema. Estaban fuertemente unidos por su pasión por el debate y los paseos por el campo, en los que se enfrascaban en interminables disputas intelectuales.

En uno de sus paseos, iban debatiendo sobre la posibilidad de alterar las leyes de la naturaleza. Esto estaba convencido de que podría darse la posibilidad de que, por alguna causa excepcional, podría alterarse el funcionamiento de las leyes naturales y que ello podría producir la aparición de fenómenos inexplicables desde el ámbito de la ciencia. Lo Contrario, como era natural, no estaba de acuerdo con esa posición, y estaba convencido de que es imposible alterar las leyes de la naturaleza, por lo que todo fenómeno puede ser explicado en base a las leyes naturales y cuando algo no podemos explicarlo, es porque nos faltan datos o no disponemos de una teoría científica adecuada.

La disputa se mantenía a lo largo del paseo y Esto le preguntó a Lo Contrario si no creía que se podían producir la curación de denominadas enfermedades incurables. Por ejemplo que un parapléjico pueda volver a andar o un invidente pueda volver a ver si la intervención de la ciencia médica. Lo Contrario manifestó su total desacuerdo con dicha posibilidad.

Esto le replicó, querido amig@ voy a mostrarte una prueba irrefutable con la que tendrás que darme la razón. Por suerte aquí al lado la tenemos.

Entonces Esto dirigió a Lo Contrario hacia una popular ermita dedicada a una Virgen muy popular, y le mostró la cantidad de exvotos que estaban colocados en sus paredes (para los no familiarizados con el término exvoto hay que aclarar que son una ofrenda dejada por los fieles que han recibido un don o curación) ¿Has visto la cantidad de gente que se ha curado rezando a la Virgen?, le espetó Esto a Lo Contrario.

(...)

La historia continua con la respuesta de Lo Contrario, pero yo no voy a seguir contándotela. Ahora te pido que intentes averiguar cuál podría ser la respuesta con la que Lo Contrario intentaría refutar a su amig@ y que podría estar asociada a alguno de los errores que solemos cometer según Francis Bacon.

Yo no me creo que realmente esa gente se haya curado
Yo pienso que podemos desconocer alguna causa o circunstancia natural que haga que dichas enfermedades no sean incurables y por tanto no hay ningún hecho milagroso en su cura.
Realmente los exvotos sólo muestran los casos que confirman la curación después de encomendarse a la Virgen, pero no muestran los casos de los que la invocaron y no se curaron.

Teoría de los Ídolos o los prejuicios de la mente.

Grupo de turistas reflejados en la fuente que hay bajo el Guggenheim de Bilbao.
Imagen 6 Reflejo deformado

En la teoría de los ídolos de Bacon podemos observar la importancia que tiene el sujeto en el proceso de conocimiento, con ella muestra además estos errores de los que acabamos de hablar y que tendemos a cometer de forma natural.

Para Bacon, la mente humana es un nido de prejuicios, muchos de ellos impresos a fuego, que impiden que la realidad externa se refleje en ella con la debida nitidez. El entendimiento humano es un espejo irregular, que deforma la imagen del mundo, por eso no basta con poner a disposición un buen método, sino que hay que pulir la mente antes, desalojando de su superficie los ídolos o prejuicios que lo deforman.

Los Ídolos son, por tanto, nociones y falsas imágenes que se apoderan de la mente y deforman la realidad, induciendo a ésta a cometer errores. Estos ídolos son de cuatro clases: los de la tribu, los de la caverna, los del foro y los del teatro.

  • DE LA TRIBU: Son propios de la condición gene­ral de la raza humana, que formula juicios de acuerdo a su natura­leza y no atendiendo a la naturaleza de las cosas, cree lo que le gusta creer. Esto se concreta en los siguientes hechos:
    • El espí­ritu humano tiende a ver más orden y semejanza del que hay, puesto que la natura­leza está llena de excep­ciones.
    • Hay en el espíritu humano cierta tendencia a ceder a ideas preconcebidas, aunque las pruebas las desmientan; así sólo se aceptan las pruebas que confirman nuestras ideas, olvidándose de las otras. Así el espíritu humano tiende a impresio­narse por el experimento positivo que por el negativo, siendo sin embargo, la expe­riencia negativa donde se encuentra el funda­mento de los verdaderos princi­pios. Igualmente el espíritu humano tiende a repetir los experimen­tos ya reali­zados y a no separarse de las sendas traza­das, con lo cual nunca descu­bre novedad alguna.
    • También existe una tendencia a buscar causas, que impide detenerse en los hechos primitivos. Buscando algo más claro que esos hechos se afirman causas fina­les, causas que no existen en la naturaleza, sino en nuestra mente. Por tanto, el hombre mezcla junto con los hechos su voluntad y hace una ciencia a su gusto, admitiendo la verdad que el desea.
    • Otra tendencia es dar más importancia a lo que aparece a primera vista, que a lo que nos llama menos la atención; perdiendo así, muchas veces, las verdaderas formas de las cosas, que de hecho están ocul­tas o no aparecen a primera vista.
  • DE LA CAVERNA: Tienen su fundamento en la naturaleza indivi­dual de cada uno y son adqui­ridos por la educación y la costum­bre. Estos hacen considerar su mundo como el único inte­resan­te. Así unos tienden hacia las diferen­cias y otros a las semejanzas, otros tienden por lo antiguo y otros por lo nove­doso.
  • DEL FORO: Hacen referencia a la mediación del lenguaje y la comunicación a la hora de perci­bir la naturaleza. Las palabras son imágenes de las cosas, si tales imágenes son confusas, también lo será todo nuestro conocimiento de la realidad­. Son los más peligrosos, pues se da una determinación inconsciente de la inteli­gencia por el lenguaje, y dado que el lenguaje es confi­gurado por el vulgo, corta a la naturale­za por las líneas que dicha inteli­gencia (vul­gar) aprecia con mayor facilidad. Por tanto, es necesario precisar los términos al modo mate­máti­co, ya que toda discusión es una discusión sobre palabras, y sólo el lenguaje matemático está libre de éstos peligros. Estos ídolos son de dos clases:
    • nombres de cosas que no existen.
    • nombres de cosas que existen pero con­fusas y mal definidas.
    • DEL TEATRO: Son aquellos que proceden de las fábulas de los sistemas y de los malos métodos de demostración. Con ello se refiere a todas aquellas teorías que no cumplen los requi­sitos de la verdadera ciencia. Distingue tres cla­ses: las sofísticas, las empíricas y las su­persticiosas.
      • Las sofísticas hacen referencia a los racionalistas y a su filosofía que descansa en una base excesivamente estrecha de experiencia y de historia natural. Se parte de experimen­tos vulgares que no se comprueban y todo lo demás es fruto de la meditación y evoluciones del espí­ritu. Así Aristóteles atiende más a la Lógica, constru­yendo el mundo con sus catego­rías, siendo su física una pura metafísica. Aristóteles parte de principios genera­les sin consultar la experiencia y decreta a su antojo las leyes de la naturaleza, haciendo de la experiencia la esclava violentada de su siste­ma.
      • Las empíricas son aquellas que hacen una inducción insuficiente, versados en un número reducido de conoci­mientos se atreven a deducir de ellos toda su filosofía. Se basan en los límites estrechos y oscuros de un redu­cido número de experimentos
      • Las supersticiosas corresponde a todas esas filoso­fía que introducen la teología y las tradiciones.

    El método inductivo.

    Según Bacon, las cosas poseen distintas cualidades y pro­pie­dades, es decir las cosas tienen una naturaleza, esta natu­ra­leza depende de una causa interna, a la cual Bacon denomina forma. Hay que descubrir las formas para así dominar y trans­formar la naturaleza a nuestro gusto.

    Para realizar esta tarea, Bacon propone un nuevo método (que es el método inductivo corregido), el cual consta de las si­guientes partes:

    1. Historia natural o también denominada experiencia letrada, que consiste en la reunión de datos por escrito.
    2. Ordenación de los datos mediante las denominadas Tablas, que son de tres tipos:
      1. de presencia: consiste en anotar todos los hechos en los que se da una determinada característica.
      2. de ausencia: consiste en anotar todos los hechos en los que no aparece esa determinada característica o fenómeno.
      3. de grados: consiste en anotar todos los hecho en los que se da una variación del fenómeno estudiado.
    3. La inducción propiamente dicha, que apoyándose en los pasos anteriores, nos permite conocer las característi­cas o la forma del fenómeno estudiado.

    Lo que pretendía Bacon con este método es poder demostrar, de manera automáti­ca e indefectible, cual es la hipótesis verdadera de un con­junto de ellas. El nuevo método estriba en desmenuzar la natu­raleza de forma tan menudo, que la constitución de las cosas y las leyes íntimas que las gobiernan, se abran a los ojos del obser­vador, de manera que sea la naturaleza la que manifieste, por así decirlo, la teoría que es ella misma.


    Reflexiona

    Ya hemos indicado, que Bacón, realmente, no hizo grandes aportaciones al desarrollo de la ciencia. Sin embargo, indica algunas aportaciones interesantes. ¿Serías capaz de indicar qué aportaciones consideras más interesantes de cara a mejorar el conocimiento humano y que aportaciones consideras irrelevantes?

    Realiza un pequeño escrito respondiendo a la pregunta anterior. Posteriormente, podrás poner en común tus aportaciones con el resto de tus compañeros.


    ¿Quiéres saber más?


    1.3 La revolución científica


    La revolucion cientifica y el nacimiento de la nueva ciencia

    1660 engraving Scenographia Systematis Copernicani
    Imagen 7 El modelo astronómico
    que revolucionó el mundo

    La revolución científica es uno de los acontecimientos más importantes que ocurren en el Renacimiento y tiene una gran influencia en la filosofía moderna y en la visión del mundo, ya que la tierra y sus habitantes dejan de ser el centro del universo.

    Esta revolución científica se produce en el ámbito de la astronomía y trae consigo no solo el abandono del modelo ptolemaico o geocéntrico, sino un cambio en la propia manera de hacer ciencia, conjugando experiencia y teoría matemática.

    La revolución copernicana inicia el camino en la unificación de la física terrestre con la mecánica celeste, concluyendo esta unificación con la mecánica newtoniana. Esta revoución vendrá posibilitada por el desarrollo de la matemática: álgebra, cálculo de probabilidades, geometría proyectiva, cálculo infinitesimal.

    A su vez, junto con el desarrollo de la mecánica surgirá la óptica, el magnetismo, el desarrollo de la biología y de la medicina.

    Una de las cosas que hay que tener en cuenta para validar una teoría científica es que sea capaz de predecir los acontecimientos, es decir saber lo que va a ocurrir. Te diré que ambas teorías eran básicamente igual de predictivas, es más en los sistemas de navegación tradicional (sin radares, gps y demás) los marineros han seguido orientándose suponiendo que la Tierra es el centro y que es el Sol el que gira alrededor suyo.

    Por otro lado, toda teoría se sustenta en una concepción previa (en una forma de entender el mundo) y aceptar la nueva teoría heliocéntrica, suponía tirar por tierra todas esas preconcepciones, por ese y otros motivos la Iglesia condenó a esta teoría.

    Los supuestos en los que se movía la teoría geocéntrica.

    La Revolución copernicana supone un cambio de paradigma, que se específica en un cambio en el modelo explicativo astronómico y en el método científico. El modelo que se abandona es el modelo geocéntrico de la cosmología antigua. Este se caracterizaba por mantener:

    • La tierra es el centro del universo y todo se mueve alrededor de ella.
      • Esta idea se sustentaba en el hecho de la creación, si Dios había creado al hombre, lo normal es que estuviera alojado en el centro del universo.
      • Por otro lado que el Sol, junto con el resto de los planetas y estrellas se mueve es un hecho claro de observación, que nos lleva incluso hoy en día a mantener expresiones del tipo "el sol se ha puesto"
      • En la Biblia se narra como Josué pidió a Dios que parara el Sol para poder terminar la batalla y derrotar a los amorreos.
    • La esfericidad del universo, que a su vez es finito y limitado por una esfera cristalina, en la que se encuentran las estrellas fijas y en el interior de la misma están otras esferas cristalinas en las que se encuentran los planetas.
      • Es difícil, incluso para nosotros hoy en día, comprender aspectos como el de infinitud, de ahí que pensaran en un universo limitado.
      • Lo de utilizar esferas cristalinas tenía un doble motivo. Por un lado, la esfera era considerada cono la figura geométrica perfecta, y por otro, en esta época no podía entenderse un movimiento a distancia y sin contacto y que explican por acción del primer motor inmóvil, que mueve a la esfera de las estrellas fijas, arrastrando ésta a su vez a las demás esferas y con ellas a los planetas, reduciendo las causas de los diversos movimientos a una única causa.
    • La heterogeneidad del universo, dividido en dos regiones: La supralunar, que es perfecta e incorruptible y la sublunar, que es la mezcla de los cuatro elementos, siendo corruptible.
      • Esta idea, al margen de estar asentada en una concepción platónica, también cuadraba bien con la visión cristiana del mundo (cielo y tierra)
    • Las órbitas de los planetas son circulares y son recorridas con velocidad uniforme.
      • Esta idea estaba sustentada en la idea de que el movimiento perfecto debía ser circular y uniforme.


    La necesidad de salvar las apariencias

    El modelo geocentrico se encontró con algunos problemas y por ello fue necesario salvar las apariencias, es decir aquellos aspectos observacionales que no se ajustaban a la teoría. Estos problemas eran los siguientes:

      epiciclos deferentes
      Imagen 7 Movimiento excéntrico con epiciclo,
      deferente y punto ecuante
    • La aparente diferente posición de los planetas en algunos meses, ya que estos aparecen en determinadas épocas con diferencias de brillo; o el diferente tamaño del sol, que es mayor a mediodía en invierno que en verano. Esto se solucionó con las excéntricas, que supone que la tierra no ocupa el centro de las órbitas de los planetas, sino que estos giran entorno a un punto excéntrico.
    • La retrogradación de los planetas, es decir, los planetas en determinados momentos parece que retroceden y luego avanzan. Esto se solucionó con los epiciclos y deferentes, que supone que los planetas describen una trayectoria circular (epiciclo) cuyo centro se desplaza a su vez sobre otro círculo (deferente) cuyo centro es la tierra.
    • La aparente aceleración de los planetas en determinados momentos, comprometiendo así la idea de la uniformidad del movimiento orbital. Se salva mediante la utilización del punto ecuante, que es un supuesto punto excéntrico ante el cual el movimiento es uniforme.

     

    El sistema se fue haciendo tan complejo que algunos optaron por plantear un nuevo modelo astronómico.

     

    "Si Dios me hubiera consultado antes de llevar a cabo la creación del universo, le hubiera recomendado que hiciera algo más sencillo".

    Afirmación atribuida a Alfonso X el Sabio

     

    Para que te hagas una idea de la complejidad del sistema geocéntrico, puedes visualizar el siguiente vídeo.

     

     

    Las aportaciones de la nueva ciencia

     

    relojsol
    Imagen 8 El universo heliocéntrico

    La nueva ciencia desarrollada por Copérnico, Kepler y Galileo introduce novedades en los presupuestos metodológicos:

    • La negación del valor del principio de autoridad (una afirmación o juicio era tenida por válida si había sido emitida por una autoridad: Platón, Aristóteles, Santos, ...)
    • La naturaleza obra de la forma más simple. A partir de ahí, las observaciones no deciden suficientemente entre una hipótesis heliocéntrica y otra geocéntrica. Galileo piensa que el movimiento de la Tierra es real, justamente porque simplificaba la representación y parecía necesariamente razonable.
    • La existencia de un orden matemático en la naturaleza.
    • La eliminación de las esencias, ahora los conceptos representan regularidades de fenómenos.
    • La conjunción de expe­riencia y teoría. La experiencia es el punto de partida, pero no la experien­cia vulgar, sino una experiencia analizada por la razón, redu­cida a sus elementos fundamentales e interpretada matemática­mente. Esto da lugar a una reconstrucción ideal de los datos empíricos. Los experimentos son construidos bajo la dirección de la razón, y a veces son realizados mentalmente. Por otro lado, la razón matemática es la que realiza la demos­tración y otorga necesidad e inteligibilidad a la experiencia. Así pues, la demostración matemática es la que guía el experi­mento. La experiencia será quien decida si en el mundo hay con­tenidos que respondan al postulado ideal, pero la meta y la función del conocimiento son trazados e iluminados, de antemano, por conceptos puros.
    • Se desecha la experiencia bruta defendida por los modelos inductivistas de Bacon. La ciencia moderna se carac­te­riza por su insistencia en la teoría.

    Estos aspectos se completa con el establecimiento del método de resolución y composición, llevado a cabo por Galileo. Este es un método fundamentalmente hipotético-deductivo, que consta de las siguientes etapas:

    • Resolución: análisis del fenómeno y reducción del mismo a propiedades esenciales, sólo se atiende a cualida­des primarias que puedan ser matematizadas.
    • Composición: se construye una hipótesis de carácter matemático que analiza los elementos a los que se ha redu­cido el fenómeno. A continuación se deducen matemáticamente las consecuencias.
    • Resolución: o prueba de la hipótesis realizando expe­rimentos ( muchas veces mentales ), que comprueban la vera­cidad de las consecuencias.

    Si quieres conocer de forma sencilla las aportaciones al modelo heliocéntrico de Copérnico Kepler y Galileo, puedes visualizar el siguiente vídeo.


    ¿Quiéres saber más?


    2. El racionalismo


    “Y el mundo pasó a ser un reflejo en la mente del ser humano”

    espejos berlin
    Imagen 9 Reflejos en espejos

    Tras la crisis del modelo de filosofía y la visión del mundo de la escolástica, fundamentalmente acontecida a partir de la revolución copernicana y de la nueva organización social burguesa, es necesario plantear las bases de una nueva teoría del conocimiento, que se ajuste a la nueva ciencia y una nueva visión del mundo, más acorde con la vivencia del mismo y los planteamientos de la ciencia.

    Dos son las características fundamentales propias de la teoría del conocimiento moderno:

    • la preponderancia del sujeto como elemento que lleva a cabo el proceso de conocimiento (idea ya establecida en el renacimiento) y como consecuencia de ello;
    • la propia forma de entender el conocimiento. El acto de conocer no es algo que se relacione con las cosas mismas, como ocurría en la antigüedad, sino con los pensamientos.

    Esto tiene como consecuencia, que no conocemos la realidad sino las representaciones que el sujeto hace de la realidad; nuestro conocimiento es un conocimiento de ideas, y éstas son representaciones de lo real. Ante ello, surge uno de los problemas clásicos de la filosofía moderna:la objetividad del conocimiento. Si no conocemos la realidad directamente, si no las representaciones que nosotros nos hacemos, cabe preguntarse: ¿en qué medida esas representaciones son objetivas?, es decir, ¿en qué medida se corresponden con la realidad?.

    "¿Qué es real? ¿De qué modo definirías real? Si te refieres a lo que puedes sentir, a lo que puedes oler, a lo que puedes saborear y ver, lo real podría ser señales eléctricas interpretadas por tu cerebro".
    Matrix

    Tres son las corrientes que pretenden solucionar estos problemas: Racionalismo; Empirismo; y el Idealismo Trascendental kantiano. Nosotros comenzamos ahora con el racionalismo.


    2.1 Características generales


    ¿Sabías que ...?

    Pabellón de Alemania de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
    Imagen 10 Arquitectura racionalista

    En el lenguaje ordinario se denomina racionalista a aquella persona que rehuye de toda creencia infundada o superstición y que no reconoce más evidencia que la aportada por la sola luz de la razón. En el contexto de la filosofía este término hace relación a una particular corriente filosófica surgida en el siglo XVII de manos de René Descartes (La Haye, Francia, 1596 1650) y cuyos máximos exponentes fueron Baruch Spinoza (Amsterdam, 1632 1677) y G. Wilhelm Leibniz (Leipzig, 1646 1716).

    Tradicionalmente se suele contraponer el racionalismo a otro movimiento aparecido paralelamente en Inglaterra, el empirismo de Locke, Berkeley y Hume, aunque ambas corrientes mantienen ciertos rasgos generales propios de la modernidad a la que representan.

    Características fundamentales de la filosofía racionalista

    Plena confianza en la razón humana

    Los filósofos racionalistas le otorgan un valor extremo a la razón entendida como la única facultad susceptible de alcanzar la verdad. La oposición típica en la Edad Media entre razón y fe (Revelación) o entre filosofía y religión, es sustituida ahora por la contraposición entre las verdades racionales frente a los engaños o ilusiones de los sentidos. Razón se opone a sensibilidad, experiencia, conocimiento sensoperceptual, no a fe.

    Existencia de ideas innatas

    Siguiendo la tradición abierta por Platón, para el cual el conocimiento verdadero podía ser alcanzado a través del recuerdo, al estar las Ideas de algún modo "presentes" en el alma humana, los racionalistas afirman que la conciencia posee ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la verdad. La mente humana no es un receptáculo vacío, ni una "tabla rasa" como defendieron los empiristas, sino que posee naturalmente un número determinado de ideas innatas o naturalezas simples (como las denomina Descartes) a partir de las cuales se vertebra y fundamenta deductivamente todo el edificio del conocimiento. La característica fundamental de tales ideas es su simplicidad, claridad y distinción, es decir, la evidencia. En Descartes las ideas innatas y en particular la idea de Dios garantizan y son los pilares desde los que reconstruir con plena certeza todos los saberes, desde la física hasta la metafísica. En Leibniz, por ejemplo, las mónadas contienen ("como semillas") una perspectiva parcial de la totalidad del universo, son un microcosmos en el que se refleja el macrocosmos.

    Adopción de un método de carácter matemático

    Representación del Ars de Magna Ramón Llull
    Imagen 11 Ars Magna

    Todos los racionalistas tomaron como modelo el método utilizado por la matemática y la geometría: Descartes lo desarrolló en su obra Reglas para la dirección del espíritu; Spinoza en el Tratado de la reforma del entendimiento y Leibniz en su De Arte combinatoria, que estaba inspirado en Ramón Llull.

    La utilidad del método estriba no sólo en escapar del error, sino que persigue una intención clara: la unificación de las ciencias e incluso la creación de una "Mathesis Universalis" o ciencia cierta de carácter universal que pudiera utilizar un lenguaje simbólico matemático con el que analizar y reducir a lo simple (y cierto) toda proposición compleja de la ciencia.

    En las Reglas para la dirección del ingenio define Descartes el método de la siguiente manera:

    "Así pues, entiendo por método reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales, el que las observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero, y, no empleando inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando gradualmente su ciencia, llegará al conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz."

    Regla IV

    El método es una propedeútica: sana, cura el entendimiento y lo orienta a la conquista de la verdad, reduciendo toda cuestión compleja a elementos simples, claros y distintos (evidentes) que son conocidos mediante una intuición intelectual, despojada de toda sensibilidad e independiente del ámbito de la experiencia (a priori).

    Metafísica basada en la idea de substancia

    La metafísica racionalista desvía la atención del ser (to ón) a la substancia (substantia) y adelgaza la división categorial de Aristóteles a tres únicos fundamentos: substancia, atributos (esencia o naturaleza de la substancia) y modo (cualificaciones, afecciones y variaciones de la substancia).

    Por substancia entienden los racionalistas "aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir" (Descartes). Ahora bien, no todos estos filósofos admitieron el mismo número de ellas ni le otorgaron las mismas características. Descartes afirmó la existencia de tres substancias distintas (res infinita o Dios, res cogitans o pensamiento y res extensa o substancias corpóreas), lo cual le condujo al establecimiento de un acusado dualismo que escindió la realidad en dos ámbitos heterogéneos (lo corporal o material y lo espiritual) irreconciliables entre sí y regidos por leyes absolutamente divergentes (leyes mecánicas para el mundo físico).

    Spinoza afirmó la existencia de una única substancia, "Deus sive substancia, sive natura", que le hizo desembocar en una postura panteísta: pensamiento y extensión son atributos de Dios, única substancia existente, por lo que tanto el pensamiento (alma) como las cosas materiales no pueden ser consideradas sino como sus modos, no como entidades independientemente existentes.

    Leibniz, sin embargo, adoptó un pluralismo metafísico que afirmaba la existencia de infinitas substanciassimples o mónadas caracterizadas por ser inextensas,, simples, impenetrables y dotadas de percepción y apetición. La mónada es una cierta energía, fuerza o entelequia (alma) que sigue el orden inexorable de una armonía preestablecida por Dios.

    El mecanicismo

    Imagen de un reloj mecánico de ruedas

    Imagen 12 Modelo mecánico

    Aunque no fue adoptado por todos los racionalistas (Leibniz, por ejemplo), el mecanicismo fue el paradigma científico predilecto para la mayoría de ellos. Desde una perspectiva mecanicista el mundo es concebido como una máquina despojada de toda finalidad o causalidad que vaya más allá de la pura eficiencia: todo se explica por choques de materia en el espacio (lleno) y no existen fuerzas ocultas o acciones "a distancia". El mundo es como un gigante mecanismo cuantitativamente analizable.


    2.2 Descartes


    El gentilhombre que se fue a ver mundo

    Descartes
    Imagen 13. Descartes

    Descartes es considerado el mayor filósofo francés de todos los tiempos, padre de la filosofía moderna, e iniciador del racionalismo. Nació en 1596 en La Haye, en Turena, en el seno de una familia de la pequeña burguesía.

    A los 21 años, tras haber estudiado (formación escolástica) con los jesuitas en el colegio de la Flèche y cursar estudios de derecho en Poitiers, se alista en el ejercito para ver mundo y así poder «estudiar en el gran libro del mundo». En estas sus andanzas militares, descubre, entre otras cosas, «los fundamentos de una ciencia maravillosa», tras interpretar el sentido de tres sueños, lo que se considera el punto de arranque de su nuevo método.

    Tras diversos viajes, en 1625 llega, a París, donde llega a ser conocido entre los medios literarios, científicos y filosóficos, como «excelente matemático» y perfecto hombre de mundo. Tras el triunfo en París en la exposición de su método filosófico, buscando la tranquilidad, termina por instalarse en Holanda (1629), para desarrollar sus investigaciones, matemáticas primero y luego filosóficas, con la intención de hallar razonamientos filosóficos más evidentes que los geométricos.

    En 1649 aceptó no de muy buen grado la invitación de la joven reina de Suecia, Cristina, interesada en su filosofía desde 1646, a trasladarse a su corte. El clima riguroso de Suecia y el horario intempestivo (las cinco de la mañana) de las lecciones que debía dar a la reina acabaron con la vida de René Descartes, que murió el 11 de febrero de 1650, a los 53 años de edad. Tras la muerte de Descartes, en las universidades holandesas comenzaba el cartesianismo.

    Contexto de la filosofía cartesiana

    Fotografía de cuadro de Rembrandt "Los síndicos del gremio de fabricantes de telas"
    Imagen 14 Los síndicos del gremio
    de fabricantes de telas.

    Se ha producido ya una cierta ruptura con la filosofía medieval, pero no se había planteado aún una nueva forma de entender la verdad. Esta filosofía se va a basar en la confianza en la razón y la consideración de esta como algo interno del individuo.

    Se encuentra con el pensamiento religioso medieval, aunque ya sumido en una gran crisis. Para Descartes la seguridad no proviene en principio de la seguridad que nos da el pensamiento divino, ni es algo externo como el pensamiento griego, sino que deriva de la certeza de la mente humana.

    En esta época aparecen nuevas clases sociales y se produce cambios muy profundos en la sociedad. Se tiene que crear pues una forma de conocimiento acorde a los nuevos tiempos y las necesidades de las nuevas clases sociales.

    Se intenta superar los dos grandes prejuicios medievales en el tema del conocimiento:

    • Autoridad de Aristóteles, cuya forma de pensamiento se basa en los silogismos; consiste en aplicar teorías generales a casos concretos: a partir de 2 premisas (una mayor o general y otra menor) vamos obteniendo conclusiones y ampliando el conocimiento: El hombre es un ser racional; Luis es un hombre. Luego Luis es un ser racional. Descartes se plantea la necesidad de un nuevo método ya que los silogismos no nos permiten avanzar, crear, ...
    • Unión fe razón, es decir, la verdad obtenida a través de la razón y de la fe coinciden.

    2.3 El método cartesiano y la solución a la paradoja de Matrix


    La problemática a la que nos enfrentamos

    ¿Cómo saber con certeza que estamos en la verdad? ¿Es verdadero el conocimiento sólo porque nos lo parece o nos lo han dicho, enseñado... o hay un criterio objetivo para decidir sobre su validez? En definitiva, ¿existe algún modo de que los seres humanos lleguen a conocer alguna verdad absoluta, y en caso de que así fuera, cuál es ese modo?

    Estas preguntas, muy relacionadas con lo que indicaba al inicio del tema sobre Matrix, son el punto de partida de la filosofía cartesiana que busca un saber que esté fundamentado, o del cual sea imposible dudar. Así, la búsqueda de la verdad (filosofía) implica, en Descartes, la búsqueda de la certeza.

    ¿Dispondrá Descartes de la pastilla roja que nos permita salir de nuestra mente y reconocer qué es lo real?

    A la búsqueda de método único

     

    Representación de una ecuación
    Imagen 15 ecuación

    Para dar una solución a esta problemática, Descartes va a asumir la autonomía de la razón como facultad única de conocimiento válido, una razón que se caracteriza por seguir el modelo matemático triunfante en la ciencia galileana.

    Puesto que la razón es única, sólo existe una única forma de conocimiento y un único método de conocimiento. Por tanto, se da una unidad orgánica de las ciencias, en la que la metafísica es la raíz, la física el tronco y las ramas las distintas ciencias.

    "Todas las ciencias no son sino la sabiduría humana, que permanece siempre una y la misma por más que sean diferentes los objetos a los que se aplica"

    Reglas para la dirección del espíritu I,

    La razón de la certeza matemática es que la matemática procede deductivamente, con este proceder no cabe la posibilidad de dudar. Mientras que si nos basamos en la experiencia, ésta siempre puede ser engañosa, puede darnos ahora un resultado, luego otro; siempre podemos haber visto mal. Las verdades que no admiten duda son verdades que no dependen en absoluto de la experiencia sino que construyen el entendimiento en sí mismo. Este es el ideal de certeza, tomado de las matemáticas, que Descartes pretenderá ampliar al conjunto del saber: un proceder de la mente que signifique la imposibilidad absoluta de dudar.

    En definitiva, el proyecto cartesiano de unificación del saber sigue el siguiente plan:

    1. La formulación de un método.
    2. La formulación de unas reglas de moral provisional. Puesto que la moral definitiva sólo puede ser establecida al final, junto con el cuerpo de los saberes, y mientras tanto hay que seguir viviendo, se necesita unas reglas de conducta provisionales.
    3. El desarrollo de las ciencias, comenzando con la metafísica, siguiendo con la física y concluyendo con las demás.

    Resumamos: lo fundamental para la constitución del saber estriba en el método. De ahí que, dada la centralidad del método para el pensamiento, Descartes llega a escribir:

    "Es mucho más acertado no pensar nunca en buscar la verdad de cosa alguna que hacerlo sin método"

    Reglas para la dirección del espíritu I

    Por ello, es necesario describir cual es este método único que, de hecho, unifica el conjunto de todas las ciencias.

    La función del método es evitar el error y descubrir nuevas verdades. El modelo del método no será otro que el modelo matemático de análisis y síntesis. El método se resume en cuatro reglas:

    1. Evidencia: no admitir como verdadero aquello que no se me presente con evidencia como tal, es decir, aquello que se me presente como verdadero sin ninguna duda.
    2. Análisis: dividir cada una de las dificultades en tantas partes como fuera posible, Ya que sólo se puede encontrar lo evidente en lo simple.
    3. Síntesis: conducir los pensamientos desde lo más simple a lo más complejo.
    4. Enumeración: efectuar revisiones de las cadenas deductivas, para no olvidar nada.

    Un nuevo criterio de verdad

    Si te fijas, en la primera regla se establece un nuevo criterio de verdad: la evidencia. Lo verdadero es lo evidente.

    ¡Fíjate en la novedad!
    Una persona diminuta sentada en un cine dentro de una cabeza humana, mirando y escuchando todas las experiencias que tiene el ser humano.
    Imagen 16 La realidad como
    representación mental

    La verdad o falsedad de una idea no consiste, como para los griegos y los escolásticos, en la adecuación o conformidad con la cosa: las cosas existentes no nos son dadas en sí mismas sino que aparecen como ideas o representaciones a las cuales suponemos que corresponden realidades fuera del sujeto de conocimiento (yo). Con ello, cambia el concepto de verdad, ésta ya no consiste en la adecuación del pensamiento con la realidad, sino en un criterio subjetivo, la evidencia que tiene el sujeto respecto de sus ideas. El sujeto se convierte así en elemento de referencia. Pero el material del conocimiento no es nunca otro que ideas de diferentes clases y, por tanto, el criterio de la verdad de las ideas no puede ser, según este planteamiento, extrínseco, sino que debe ser interior a las ideas mismas:

    "las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas" (DM, IV)

    "es seguro que nunca tomaremos por verdadero lo falso si tan sólo prestamos asentimiento a lo que percibimos clara y distintamente" (Principios de filosofía, I)

    Aparece así la filosofía moderna con el establecimiento, por parte de Descartes, de toda la certeza del pensar sobre la propia subjetividad. Esta idea de subjetividad, entendida como identidad de conciencia consigo mismo, es el fundamento absoluto de todo saber.

    La evidencia como intuición

    Ten presente otra novedad. La evidencia ideas claras y distintas se alcanza en la intuición, y esta operación de la inteligencia es inmediata (no existe ningún procedimiento de mediación deductivo o inductivo), es decir, revela directamente la verdad de la idea considerada por la mente.

    En las Reglas para la dirección del espíritu Descartes define la intuición como "la concepción que aparece sin esfuerzo y tan distintamente en una mente atenta que quedamos completamente libres de duda en cuanto al objeto de nuestra comprensión"

    La deducción se abre paso en el método

    Junto a la intuición, Descartes admite una segunda operación de la inteligencia: la deducción "todo lo que se concluye necesariamente a partir de otros hechos que son conocidos con certeza" Reglas III. Por la deducción "muchas cosas se conocen con certeza (es imposible la duda) aunque ellas mismas no sean evidentes". Descartes la caracteriza como una especie de movimiento o sucesión del pensamiento que, en cada acto, va intuyendo cada cosa, separadamente, por lo que requiere de la memoria como soporte. La deducción es mediata y temporal.

    Análisis y síntesis

    La segunda y tercera regla del método expresan el camino que conduce a la evidencia misma:

    • el análisis divide las dificultades (los problemas) hasta alcanzar los elementos simples, esto es, hasta alcanzar aquellas ideas que ya no admiten división o sea, hasta alcanzar los elementos que constituyen el último término del conocimiento (a éstos los llama Descartes "naturalezas simples") y que son objeto de intuición.
    • la síntesis ordena las naturalezas simples en cadenas deductivas de modo que todo enlace entre aquéllas se imponga con evidencia. Resumiendo, se puede afirmar que es la búsqueda ordenada de lo simple lo que caracteriza el proceso metódico cartesiano.

    En resumen: La evidencia acontece en la intuición, que es un acto puramente racional, por el que la mente ve de modo inmediato y trasparente una idea. Esta evidencia sólo puede captarse en lo simple, de ahí la necesidad del análisis, que permite resolver la complejidad de las Ideas, para captar su verdad; una vez que se tiene clara la verdad de las mismas, sólo resta deducir correctamente y construir, así, el edificio del saber.

    Descartes está convencido de que, igual que sucede en las demostraciones de la geometría, todas las cosas que el hombre puede conocer se siguen unas de otras según un orden que es posible reconstruir. La confianza en la razón es total ya que siguiendo ese orden y absteniéndose de tomar por verdadero lo que no sea tal, Descartes afirma que:

    "no puede haber algunas verdades tan alejadas de nuestro conocimiento que no podamos, finalmente, conocer, ni tan ocultas que no podamos llegar a descubrir" (DM, II)

    Bien, una vez que ha quedado expuesto el método, queda encontrar una verdad absolutamente evidente, sobre la cual sustentar su sistema y deducir todo lo demás. Estos son los principios metafísicos.


    2.4 Cuando a pesar del método tenemos que salvar la duda

    Salvar la duda o cómo estar seguro de que lo evidente es verdadero

    La duda metódica

    Es el proceso de duda que emprende Descartes con la intención de averiguar si hay alguna verdad indudable y que lleva a cabo rigurosamente y de forma sistemática, procediendo paso a paso y considerando falso todo aquello de que pueda tenerse alguna duda.

    Para llegar a encontrar esta evidencia suprema, necesita Descartes estar libre de toda duda. Por ello, como metodología, comenzará a dudar de todo conocimiento, para encontrar esa evidencia suprema. Así, Descartes dudará de todo excepto de unos principios básicos morales, que son necesarios mantener de forma provisional.

    Los motivos de duda en Descartes son los siguientes:

    • información de los sentidos (está claro que las sensaciones a veces son engañosas)
    • de nuestros razonamientos (también somos conscientes de que podemos cometer errores en los procesos de razonamiento y asumir como inferencias verdaderas las que no lo son)
    • hipótesis del genio maligno (es como Matrix, imagina que estamos enchufados a un ordenador)
    ¿Dispone Descartes de la pastilla roja para escapar de Matix?
    Imagen de un duende con pipa
    Imagen 17 Genio Maligno

    La hipótesis del genio malignoHipótesis que supone la existencia de un daimon o genio entidad superior a los hombres cuya finalidad es la de provocar el extravío y el engaño de éstos. Esta hipótesis no implica, en absoluto, la creencia en la existencia de tal entidad, sino que solamente se postula como medio para, llevando la suposición hasta el límite, extraer las consecuencias que se derivarían de ella. Descartes, en el proceso de su rigurosa duda metódica formula esta hipótesis para llegar a determinar qué puede creerse con certeza absoluta, incluso en el caso de que existiese realmente el hipotético genio maligno., es realmente el motivo más fuerte de duda. Si somos capaces de resolverlo ya no tendremos ningún problema. Esta hipótesis la podía haber formulado Descartes creando el guión para una obra de teatro al estilo Shakespeare titulada Matrix. Pero en la época de Descartes no existían aún los ordenadores y además hubiera resultado muy difícil conseguir los efectos especiales. Así que Descartes tuvo que echar mano de lo que había y formuló una hipótesis más acorde con los tiempos y que más o menos venía a poner al interlocutor en la siguiente posición: Imagina que existe un geniecillo cachondo, que le gusta tomarnos el pelo y que nos hace ver cosas que realmente no son reales.

    Y entonces Descartes hecha mano de Dios, para salvar los muebles

    dioscartesiano
    Imagen 18 Dios poniendo ideas innatas

    Descartes necesita imperiosamente un criterio que garantice que las ideas evidentes son verdaderas. Este criterio último es Dios. Así que Dios se convierte en garante del criterio de evidencia. La solución es sencilla si admitimos lo siguiente:

    • Dios es bueno y es perfecto, vamos que no me toma el pelo, no me engaña.
    • Él es quien ha puesto esas ideas en mí.
    • Las ideas, que me aparecen como evidentes, son verdaderas, ya que me las ha otorgado Dios y Dios no puede engañarme.

    Pero ahora Descartes se encuentra con un problema añadido, necesita demostrar la existencia de Dios como ser bueno y perfecto.

    "Ciertamente, supuesto que no tengo razón alguna para creer que haya algún Dios engañador, y que no he considerado aún ninguna de las que prueban que hay un Dios, los motivos de duda que sólo dependen de dicha opinión son muy ligeros y, por así decirlo, metafísicos. Mas a fin de poder suprimirlos del todo, debo examinar si hay Dios, en cuanto se me presente la ocasión, y, si resulta haberlo, debo también examinar si puede ser engañador; pues, sin conocer esas dos verdades, no veo cómo voy a poder alcanzar certeza de cosa alguna".
    Meditaciones Metafísicas (III) fuente: Biblioteca tercer milenio

    Ahora vamos a ver cómo demuestra Descartes la existencia de Dios


    Descubriendo el error de Descartes

    A continuación te presento un fragmento de las Meditaciones Metafísicas con el que Descartes pretende demostrar la existencia de Dios. Te propongo lo siguiente:

    • lee con atención el fragmento, en el se puede descubrir un error de razonamiento (¡ya ves! Descartes también cometía errores)
    • descubre el error indicando cuál de las tres posibilidades es la correcta
    ¡A por ello!

    "Por «Dios» entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen [si es que existe alguna]. Pues bien, eso que entiendo por Dios es tan grande y eminente, que cuanto más atentamente lo considero menos convencido estoy de que una idea así pueda proceder sólo de mí. Y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, según lo antedicho, que Dios existe. Pues, aunque yo tenga la idea de sustancia en virtud de ser yo una sustancia, no podría tener la idea de una sustancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una sustancia que verdaderamente fuese infinita.

    Y no debo juzgar que yo no concibo el infinito por medio de una verdadera idea, sino por medio de una mera negación de lo finito [así como concibo el reposo y la oscuridad por medio de la negación del movimiento y la luz]: pues, al contrario, veo manifiestamente que hay más realidad en la sustancia infinita que en la finita y, por ende, que, en cierto modo, tengo antes en mí la noción de lo infinito que la de lo finito: antes la de Dios que la de mí mismo. Pues ¿cómo podría yo saber que dudo y que deseo, es decir, que algo me falta y que no soy perfecto, si no hubiese en mí la idea de un ser más perfecto, por comparación con el cual advierto la imperfección de mi naturaleza?

    Y no puede decirse que acaso esta idea de Dios es materialmente falsa y puede, por tanto, proceder de la nada [es decir, que acaso esté en mí por faltarme a mí algo, según dije antes de las ideas de calor y frío, y de otras semejantes]; al contrario, siendo esta idea muy clara y distinta y conteniendo más realidad objetiva que ninguna otra, no hay idea alguna que sea por sí misma más verdadera, ni menos sospechosa de error y falsedad.

    Digo que la idea de ese ser sumamente perfecto e infinito es absolutamente verdadera; pues, aunque acaso pudiera fingirse que un ser así no existe, con todo, no puede fingirse que su idea no me representa nada real, como dije antes de la idea de frío.

    Esa idea es también muy clara y distinta, pues que contiene en sí todo lo que mi espíritu concibe clara y distintamente como real y verdadero, y todo lo que comporta alguna perfección. Y esto no deja de ser cierto, aunque yo no comprenda lo infinito, o aunque haya en Dios innumerables cosas que no pueda yo entender, y ni siquiera alcanzar con mi pensamiento: pues es propio de la naturaleza de lo infinito que yo, siendo finito, no pueda comprenderlo. Y basta con que entienda esto bien, y juzgue que todas las cosas que concibo claramente, y en las que sé que hay alguna perfección, así como acaso también infinidad de otras que ignoro, están en Dios formalmente o eminentemente, para que la idea que tengo de Dios sea la más verdadera, clara y distinta de todas".

    Meditaciones Metafísicas (III) Alfaguara, Madrid 1977, p. 39-40

    El error consiste en que Descartes afirma que la idea de infinitud no puede proceder de un ser finito y por tanto tiene que venir de un ser infinito, Dios. Por tanto Dios tiene que existir. Ese planteamiento es incorrecto, ya que la idea de infinitud puede ser creada en el ser humano por sí mismo al intentar superar su propia finitud.
    Verdadero Falso
    El error consiste en realizar una argumentación circular. En el fondo la argumentación de Descartes se resume en lo siguiente: Dios existe porque la existencia de Dios es una idea evidente. La circularidad del argumento radica en que utiliza el criterio de evidencia para demostrar la existencia de Dios, cuando lo que pretendía era demostrar la existencia de Dios para garantizar la validez del criterio de evidencia.
    Verdadero Falso
    El error reside en que Descartes afirma que podemos llegar a la idea infinitud y perfección e Dios a partir del análisis de la perfección en las cosas que vemos. Ya que ello supone afirmar la validez de las demostraciones de Tomás de Aquino
    Verdadero Falso

    El sistema resuelto y sin tomar pastillas

    Pese a todos los errores y limitaciones de su pensamiento, Descartes ha conseguido solucionar sus problemas, al menos eso es lo que el considera. Ya ha construido la base de su sistema:

    • unas ideas evidentes que son verdaderas, porque Dios las ha puesto en nosotros. Estas ideas no son adquiridas (facticias o adventicias), sino que son innatas. Descartes dispone, por tanto, de los primeros principios, a partir de los cuales se puede deducir todo el conocimiento de la realidad.
    • unas reglas metódicas que permiten evitar el error y realizar deducciones de los primeros principios.

    El cerebro en una cubeta

    A modo de curiosidad, la hipótesis del genio maligno, que en algún momento hemos relacionado con Matrix, también puede relacionarse con el denominado experimento del cerebro en una cubeta, planteado por Jonathan Dancy en Introducción a la Epistemología Contemporánea.

    En esta página de Wikipedia puedes ver en qué consiste este experimento.


    ¿Quiéres saber más?


    2.5 La metafísica cartesiana


    Ideas innatas y metafísica cartesiana

    Ahora daremos una rápida visión a la metafísica cartesiana (la de Descartes) ya que será el blanco de las críticas de los filósofos empiristas, que veremos a continuación.

    La metafísica cartesiana trata sobre los primeros principios, es decir sobre las ideas innatas. Estas ideas son muy importantes para Descartes, ya que son el punto de partida para poder montar nuestro conocimiento sobre el mundo mediante un proceso puramente deductivo, tal y como se establece en el método cartesiano.

    Las ideas innatas

    Imagen de una cabeza representada como un comptador
    Imagen 19 Mente
    cibernética

    Las ideas innatas son las ideas con las que se nace, o con las que venimos al mundo. Son, por ejemplo, según Descartes, las ideas de «Dios», «sustancia», «existencia», «extensión», «causa». De ellas afirma que no se adquieren por ningún tipo de experiencia sensorial, sino que o están grabadas en el espíritu o no son más que un desarrollo de la propia capacidad de pensar. Descartes habla del origen de estas ideas confusamente: a la vez que las denomina «nacidas conmigo», o simplemente «innatas», dice de ellas también que no son otra cosa que la misma «facultad de pensar»


    "Cuando digo (...) que una idea ha nacido con nosotros o que está impresa naturalmente en nuestras almas, no quiero decir que esté siempre presente en nuestro pensamiento: si así tuviera que ser, no habría ninguna de ese género. Sólo quiero decir que en nosotros mismos reside la facultad de producirla"

    Meditaciones metafísicas. Alfaguara, Madrid, 1977, p.53

    "En realidad nunca he escrito o pensado que la mente precise de ideas innatas, que fuesen algo diverso de su propia facultad de pensar"

    Explicación de la mente humana o del alma racional, dónde expone qué es y qué puede ser. Revista Teorema, Valencia, 1981, p.20

    La metafísica cartesiana. La sustancia

     

    esquema del concepto cartesiano de sustancia
    Imagen 20 La sustancia y sus características

    Como ya te he indicado, la sustancia es una de las ideas innatas en la que se sustenta la metafísica de Descartes. La sustancia podemos definirla, siguiendo a Descartes, como aquello que existe por sí mismo, siendo ésta una definición similar a la escolástica: aquello que existe en sí. El matiz que diferencia estas definiciones, es que los escolásticos la hacen independiente del sujeto para existir, ya que ella misma es sujeto de los accidentes; mientras que Descartes la hace independiente de cualquier sustancia y aunque de hecho el concepto de sustancia sólo se aplica rigurosamente a Dios, existen tres clases de sustancias:

    La sustancia infinita, Dios, que es al que le conviene absolutamente la definición, y las sustancias finitas: almas y cuerpos que sólo necesitan de Dios para existir.

    A la sustancia le corresponde un atributo, que es lo que constituye su esencia. Así, Dios será la sustancia pensante infinita; el alma la sustancia pensante finita; y el cuerpo la sustancia extensa finita. También Descartes establece los modos como las formas en que se presentan las sustancias: la sustancia extensa se caracteriza por sus modos de figura y movimiento; y la sustancia pensante en sus modos de voluntad, entendimiento, sentimiento, etcétera.

    Además del concepto de sustancia, el concepto de causa es fundamental en la metafísica cartesiana, ya que, en definitiva, todo está en dependencia de Dios como causa suprema del mundo y garantía de conocimiento.

    El mundo cartesiano

    La visión del mundo cartesiano queda reflejada en su planteamiento físico, el cual no se caracteriza por ser un conocimiento experimental, sino que es fruto de un procedimiento deductivo. Es un proceso deductivo de las causas a los efectos; las causas serán Dios y las leyes de la naturaleza.

    Ahora bien, la deducción tiene un límite, éste es cuando llegamos a los efectos contingentes (dependen de la libre voluntad creadora de Dios), y por tanto no pueden ser deducidos necesariamente de sus causas. Ahí es cuando entra en juego la experiencia, para mostrar cual de esos efectos, son los que realmente se realizan; por tanto la experiencia vale sólo para confirmar las cuestiones más particulares.

    El modelo del mundo cartesiano es un modelo mecanicista, todo se reduce a materia y movimiento, pero la materia no es más que extensión; con lo cual:

    • Se niega cualquier planteamiento atomista, todo lo extenso puede dividirse.
    • No existe el vacío, todo está lleno de materia.
    • Se eliminan las cualidades secundarias (olor, color) puesto que son subjetivas, así como el peso y cualquier principio activo interno de las cosas (gravedad, fuerza).

    Por tanto la causa del movimiento es Dios, el cual conserva siempre la misma cantidad de movimiento en el mundo.

    Además están las causas segundas del movimiento, que son obtenidas a priori y se derivan de la inmutabilidad divina:

    • Principio de inercia.
    • Mantenimiento del movimiento en línea recta.
    • Conservación del movimiento en choques, no se pierde sino que se trasmite.

     

    Imagen de un modelo mecánico de un pato
    Imagen 21 Explicación mecanicista
    de un ser vivo

    Esta reducción del ámbito de lo objetivo a las cualidades primarias (figura y movimiento) es el fundamento del mecanicismo cartesiano: el movimiento de partes extensas es el único principio de explicación de los fenómenos de la naturaleza. El mecanicismo no sólo abarca el ámbito de la física, sino también el de la biología: los cuerpos son considerados máquinas regidas por las leyes físicas (leyes mecánicas). La vida se reduce a movimiento mecánico, en particular, en los animales que carecen de alma y pensamiento. En el caso del hombre, Descartes tiene que explicar la relación entre "alma" y "cuerpo": es el problema de la "comunicación" de las sustancias.


    2.6 Otros racionalistas


    Los otros

    Junto con Descartes existieron otros filósofos alineados con el movimiento racionalista, casi todos originarios del continente europeo: Malebranche (teólogo y filósofo francés, seguidor de Descartes), Hobbes (un británico ligado al mecanicismo cartesiano, aunque más conocido por su filosofía política), Spinoza (un holandés libre pensador de origen sefardí), Leibniz (filósofo y matemático alemán, inventor del cálculo infinitesimal y el sistema binario), Pascal (matemático y filósofo francés, diseñador de máquinas del calculo mecánicas).

    De todos ellos, haré una pequeña referencia a dos de los más relevantes: Spinoza y Leibniz.

    Spinoza, el holandés errante.

    Caricatura de Spinoza
    Imagen 22 Spinoza

    Nacido en el seno de una familia sefardí, nunca se encontró a gusto en el seno del judaísmo, por lo que a la muerte de su padre decidió separarse de la comunidad judía y defender sus ideas heterodoxas, decisión que casi le cuesta la vida. Excomulgado, inicia una vida errante en huida permanente, por diversos lugares de holanda, en constante rebelión contra la ideas religiosas y políticas de la comunidad judía, y abandonando los negocios familiares, para dedicarse a pulir lentes.

    Su filosofía se centra básicamente en la epistemología, la metafísica y la política.

    Al modo geométrico

    Puesto que una proposición matemática demostrada es verdadera en todo tiempo y lugar, Spinoza decide utilizar el estilo more geométrico, para que el lector asienta, sin ningún problema, a las verdades que manifiesta.

    En el modo geométrico desaparece el ropaje literario y solo hay lugar para el asentimiento de la verdad hallada o expresada. Este modo geométrico se caracteriza por partir de los principios más generales para poder deducir a partir de ellos. Así tenemos:

    • Principios: conceptos, esclarecidos por definiciones y axiomas, que establecen las propiedades de los conceptos.
    • Consecuencias demostradas: las proposiciones y sus demostraciones, los corolarios derivados de las proposiciones y los escolios, o aclaraciones de lo expuesto anteriormente.
    Si quieres ver cómo Spinoza desarrolla este modo geométrico en su Ética demostrada según el orden geométrico, puedes visitar este enlace y consultar el Libro I "De Dios" (página 23 y ss)

    Al igual que Descartes, mantiene un criterio intrínseco de verdad (ideas adecuadas y perfectas). Una idea es adecuada, cuando manifiesta de forma clara y distinta la naturaleza de una cosa considerada en sí. Una idea es perfecta, cuando posee un conocimiento completo de la cosa.

    A la verdad podemos llegar por evidencia intuitiva (claridad y distinción) o por demostración (por el rigor y consistencia del pensamiento)

    El monismo sustancialista

    La sustancia, "aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa" (Ética Libro I, df 3), es el concepto fundamental de la metafísica de Spinoza.

    A consecuencia de esta definición, Spinoza concluye que solo existe una sustancia única (Dios). Todo es Dios, Dios es la Naturaleza y la Naturaleza es un Todo, una sola Substancia. Las cosas, incluidas las personas, no son si no partes inmanentes del Todo.

    Por otro lado disuelve el dualismo cartesiano aplicado al ser humano, no hay entidades diferentes cuerpo y alma, estas sólo son más que una misma realidad vista desde dos perspectivas diferentes. La mente no es más que un modo finito de Dios entendido desde el atributo de pensamiento y el cuerpo modo finito entendido desde el atributo extensión.

    Leibniz y el panlogismo

    Caricatura del filósofo Leibniz
    Imagen 23 Leibniz

    Nacido en Alemania en principio se dedicó a los asuntos diplomáticos y fue un ferviente convencido, no solo de la unidad alemana, sino de la unidad mundial, es decir la creación de una República Universal entorno a Europa.

    Mediante la creación del Cálculo diferencial, pone en tela de juicio el mecanicismo cartesiano al utilizar un espacio en el que la extensión no es sustancial. Así el movimiento ya no puede entenderse como desplazamiento local que conserva la cantidad de movimiento, sino como la fuerza que ha de conservarse.

    Polemizó con Newton sobre la originalidad del Cálculo diferencial

    La filosofía de Leibniz nos muestra un mundo regido por el ámbito de la lógica, que puede ser deducido racionalmente, pero esta deducción no solo nos muestra el mundo real, sino los mundos posibles, dentro de los cuales solo uno es real. Por ello es necesario un conocimiento aposteriori, que nos muestre cuál es el mundo real.

    De los mundos posibles y el mundo real

    Es posible que esto te parezca un poco extraño, por ello vamos a partir de la distinción que Leibniz establece entre verdades de razón y verdades de hecho.

    • Las verdades de razón son proposiciones necesarias, ya sean evidentes en sí mismas o deducidas a de otras que lo son. Estas verdades se rigen por el principio de no-contradicción, quiere decir que no podemos negar una verdad de razón sin caer en contradicción.
    • Las verdades de hecho no son necesarias ya que podemos afirmar su contraria sin caer en contradicción.

    A través de las verdades de razón podemos establecer el conjunto de todos los mundos posibles, es decir aquellos que no implican contradicción. Ahora bien, esto no nos informa de cuál de los mundos posibles es el existente, ya que salvo la proposición que afirma la existencia de Dios, las verdades de razón no son proposiciones existenciales, son solo proposiciones posibles.

    ¿Qué es lo que hace que dentro de los mundos posibles, exista uno y no otros?

    No todas las cosas posibles son composibles (posibles simultáneamente) en el universo, ya que no son compatibles con el universo existente. Por ejemplo, si Dios ha creado un universo en el que acontece A y B es lógicamente contradictorio con A, B queda necesariamente excluido en ese universo.

    De los diferentes mundos posibles, el universo es una colección de un clase de composibles y el universo real es la colección de los composibles existentes. Hay pues muchos universos posibles, cada uno de los cuales es una combinación de una cierta clase de composibles.

    El mundo existente es una elección de Dios, realizada sin ninguna necesidad, dentro de todos los mundos posibles. Por lo que lo que sucede en el mundo existente (Física) no puede deducirse como podrían deducirse las leyes geométricas. En definitiva no son absolutamente demostrables, ya que ninguna proposición existencial (salvo la existencia de Dios) es necesaria

    Sin embargo, pese a todo el universo existente, lo es por una razón suficiente, que solo Dios puede conocer. Pero el principio de razón suficiente no nos indica el motivo de dicha razón, por ello Leibniz se acoje al principio de perfección. Así Dios eligió el mundo posible con el máximo de perfección.

    La cuestión ahora radica en saber si esa elección por la perfección depende de la naturaleza de Dios. Ya que si fuera así el universo existente sería necesario, ya que Dios no podría obrar en contra de su naturaleza. Leibniz admite esta circunstancia, pero mantiene que dicha necesidad no es una necesidad lógica ni metafísica, sino que es una necesidad moral, salvando así la necesidad del mundo y la contingencia del mismo.

    Por tanto el mundo creado no es (lógica y metafísicamente) necesario, pero Dios crea (moralmente) de forma necesaria el mundo más perfecto.

    Un universo de mónadas sin ventanas

    Al igual que en el resto de racionalistas, el concepto de sustancia es fundamental en la metafísica de Leibniz, pero a diferencia de Spinoza, niega la existencia de una sustancia única, afirmando la existencia de infinitas sustancias individuales o mónandas.

    Derivado de su panlogismo Leibniz identifica la sustancia como sujeto de predicados. Pero además dota a la sustancia de capacidad de acción, entendida como determinación de su ser y de su acontecer.

    Esta sustancia puede ser simple, carente de partes, que es la sustancia individual o mónada. Esta mónada es una especie de átomo formal (no material, no extenso), es una esencia. Las mónadas son los componentes sustanciales de las sustancias complejas.

    Las mónadas son diferentes unas de otras, no nacen ni perecen (comienzan por creación y terminan por aniquilación). Su único movimiento es su propio desarrollo, por lo que no pueden interactuar con las demás (no tienen ventanas). Sin embrago todo ocurre como si hubiera interacción entre las mismas, ya que Dios ha creado a las mónadas con una armonía preestablecida.


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    3. El empirismo


    Unos filósofos sin pastilla roja

    Si con el racionalismo, y como hemos visto con Descartes, podíamos resolver la paradoja de Matrix y descubrir cuáles de mis contenidos mentales son reales (verdaderos), al adentrarnos en la filosofía empirista nos vamos a dar cuenta, que estos filósofos no disponen de ninguna pastilla roja, que nos permita descubrir la realidad de Matrix. En definitiva la filosofía empirista, en general, nos va a dejar más encerrados en el espacio de nuestra conciencia, sin poder determinar cuáles de mis contenidos mentales se corresponden con lo real.

    El empirismo británico

    USA Antelope-Canyon
    Imagen 24 La experiencia

    En la época moderna el empirismo se desarrolla en Gran Bretaña como un sistema filosófico, que mantiene una actitud empirista y emplea métodos empiristas. Los empiristas mantienen unos presupuestos comunes sobre las fuentes, límites y posibilidades del conocimiento y sobre el origen y naturaleza de las ideas.

    Hablamos de una actitud empirista, cuando se mantiene un tipo de saber no teorizado, no racionalizado matemáticamente. Hablamos de un empirismo metódico, cuando se da una dependencia de la observación inmediata, la búsqueda de los datos del conocimiento en la experiencia sensible y la referencia a ésta de cualquier concepto o término que pretenda la condición de conocimiento real.

    Los presupuestos empiristas

    La filosofía empirista se basa en los siguientes presupuestos que hacen que se separe del planteamiento racionalista.

    • El estudio del conocimiento a partir de y mediante el método de análisis psicológico, introspectivo. Es decir analizando qué es lo que ocurre en el interior de nuestra mente.
    • La imposibilidad de un conocimiento a priori (innato). Por evidente y clara que resulte una idea a la razón, esto no implica a realidad de su objeto.
    • La inexistencia de conocimiento alguno fuera de la experiencia y la consideración de la experiencia como una mera colección de impresiones sueltas e inconexas.
    • La problematicidad de la realidad externa, renuncian a dar una solución desde la experiencia. Es decir, la imposibilidad de poder dilucidar si nuestras ideas se corresponden o no con la realidad.

    Mientras que los racionalistas defendían la autonomía de la razón y el modelo matemático, apoyándose en la existencia de unos primeros principios innatos, es decir, no adquiridos; los empiristas defienden la experiencia como única forma válida de conocimiento y la consiguiente negación de ideas innatas, ya que todo proviene de la experiencia, y nada hay en la mente que no proceda de ésta. Así pues, la mente es como una "tabla rasa", en la cual no hay nada escrito. Por todo ello, nuestro conocimiento es limitado al no poder trascender el ámbito de la experiencia. Si bien los empiristas coinciden con los racionalistas, en que el conocimiento es un conocimiento de ideas; la diferencia radica en el origen de las ideas.

    Tres son los pensadores más destacados: Locke, Berkeley y Hume, cada uno con sus matices. Veremos a continuación unas características generales respecto a los temas más relevantes de su pensamiento.


    3.1 Teoría del conocimiento (Locke y Berkeley)

    La experiencia como fuente de conocimiento

    A pesar de que el empirismo mantiene grandes discrepancias con el racionalismo, sin embargo coincide con el racionalismo, en que nuestro conocimiento es un conocimiento de ideas, entendidas estas como contenidos mentales. Esta circunstancia hace que se mantenga vigente el problema de dilucidar si las ideas se corresponden con lo real. Si solo conocemos nuestras ideas (contenidos mentales), ¿cómo sabemos que estas nos muestran la realidad?

    Locke, un decepcionante punto de partida

    Locke
    Imagen 25 J. Locke

    Locke inicia la teoría del conocimiento dentro del empirismo moderno, criticando la existencia de las ideas innatas, garantía, en parte, de un conocimiento objetivo (las ideas innatas son puestas por Dios y Dios no nos engaña). Para Locke las ideas son todos los contenidos de la mente humana, los objetos inmediatos de nuestro conocimiento, algunas de las cuales son imágenes o representaciones de la realidad exterior. Ya veremos si Locke puede justificar esta última afirmación.

    Según Locke, puesto que nuestra mente es como un papel en blanco en el que nada hay escrito, todas nuestras ideas proceden de la experiencia. Por tanto, todo nuestro conocimiento deriva últimamente de la experiencia (principio del empirismo).

    Realizando una análisis psicológico (qué es lo que sucede en nuestra mente) descubre que disponemos de dos fuentes de experiencia:

    • La denominada experiencia externa, que nos aporta las sensaciones, fuente principal de ideas. Mediante ella, los sentidos trasmiten a la mente desde los objetos externos los que en ellos producen aquellas sensaciones.
    • La experiencia interna, la reflexión, que nos muestra las operaciones internas de nuestra mente cuando se ocupa de las sensaciones, cuando reflexiona sobre ellas. Estas ocupan, para Locke, un papel secundario.
    Lo decepcionante de la filosofía de Locke, está en afirmar que todas las ideas son conformes a la realidad, ya que al no poder ser generadas por la mente, deben provenir naturalmente de la realidad exterior.

    Por otro lado, Locke establece una distinción entre Ideas, sensaciones que recibimos y Cualidades, capacidades de producir sensaciones. Esta últimas se dividen en:

    • primarias, son las que están presentes en las cosas (número, extensión, figura, movimiento)
    • secundarias, que son las que producen sensaciones que no están en las cosas, sino en nuestro cuerpo (color, sonido, sabor).

    Locke no duda de la existencia de una realidad distinta de nuestras ideas, que es a la vez productora o causante de las ideas. Así afirma la existencia de tres ámbitos de realidad:

    • YO del cual tengo certeza intuitiva.
    • DIOS del que tenemos certeza demostrativa (Dios es la causa última de nuestra existencia).
    • CUERPOS de los cuales tenemos certeza sensitiva (son las causas de nuestras sensaciones).

    Berkeley. Si no te veo no existes

    berkeley final
    Imagen 26 G. Berkeley

    Berkeley da un paso más, al afirmar, criticando a Locke, que no podemos asegurar que nuestras ideas son representaciones de la realidad, ya que sólo conocemos ideas y no la realidad. Así la experiencia queda reducida a puros contenidos de conciencia y ser es igual a ser percibido. Dado que lo experimentado es un complejo de sensaciones y no hay necesidad de otra realidad, como tampoco hay posibilidad de comprobarlo.

    Los objetos sensibles no tienen ninguna existencia absoluta por si mismos, su existencia es ser percibidos. No hay pues dos realidades como pretendía Locke, cosas e ideas, sino únicamente ideas, los cosas son ideas y las ideas son la única realidad. Siendo coherentes con este planteamiento, la causa de nuestras sensaciones no hay que buscarla en el mundo externo, sino en un espíritu creador semejante al nuestro. Las ideas están impresas en los sentidos por Dios y son llamadas cosas reales. Las ideas son las cosas mismas y no representaciones de las cosas.

    Así con el "ser es ser percibido" Berkeley elimina la dificultad planteada por Descartes para conseguir certeza sobre el mundo exterior (material), ya que este no existe, solo existe lo percibido, las ideas. Podemos decir que, para Berkeley, solo existe Matrix y Dios creador de Matrix.


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