5.3. Heráclito (Todo es uno, cambio y permanencia)

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Tras su destrucción, Mileto perdió su esplendor cultural y filosófico. Pero la tradición jónica siguió su desarrollo en Éfeso, con Heráclito.

Heráclito, tildado el oscuro, ya que su obra es un conjunto de aforismos, de estilo oracular, tomando como modelo literario las sentencias del Oráculo de Delfos.

Algunos aforismos de Heráclito:

"En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos"

"La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa como dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros, libres".

"Este orden del mundo, el mismo para todos, no lo hizo dios ni hombre alguno, sino que fue siempre, es y será, fuego siempre vivo, prendido según medidas y apagado según medidas".

Entre el fuego, la guerra y la razón.

Representación del filósofo Heráclito
Imagen 10. Heráclito

Heráclito ha sido definido como el filósofo del cambio, la razón de ello es su concepción dinámica de la realidad. "Todo cambia" y hasta las cosas aparentemente más duraderas están sujetas a mutación continua.

Dentro de este flujo universal cada ser consigue su esencia por oposición a otro ser, así todas las cosas son sólo como consecuencia de esta lucha. Si no se diera esta lucha entre contrarios la realidad se desestructuraría.

Pero esta realidad plural y cambiante que se nos presenta ante la experiencia sensible no lo es todo, tras ella existe una unidad que la subyace, pero que no la excluye, sino que la exige y la posibilita. Esta unidad es el primer principio y Heráclito lo identifica con el FUEGO.

El fuego, por tanto, es el principio del cambio, a la vez que es la sustancia permanente bajo todo cambio. Es la única sustancia que cambia y en ese cambio se van generando el resto de las sustancias y de todas las cosas.

El cambio es la característica de todas las cosas. Si no hubiera cambio la realidad se desestructuraria, perecería. Las cosas son lo que son por oposición a otras, o como lucha entre contrarios ("la guerra es el padre de todas las cosas"). Pero tras el cambio hay un ser común, la naturaleza, el fuego. Todo es fuego que se manifiesta en diferentes formas (distintas realidades).

Esta unidad hay que descubrirla a partir de la razón o LOGOS (el logos es palabra expresión del pensamiento o razón) y no mediante la experiencia sensible. La razón descubre la ley universal o razón oculta en el cambio. Por tanto, el fuego genera el Cosmos de acuerdo con una razón que le es propia. Este Logos o Razón da unidad a toda la realidad, en la medida que todas las cosas participan del Logos, aunque aparentemente sean plurales, están realmente unidas a esa Unidad.

El Logos es la unidad de los opuestos, resultado de una tensión de fuerzas o elementos contrapuestos. La lucha es la norma o la ley del mundo y la unidad del Logos es la armonía, no entendida como síntesis que elimina la lucha entre contrarios, sino como unidad que subyace a la oposición y la hace posible.

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Elige la respuesta más adecuada.

1.¿Qué sucedería, según Heráclito, si no existiera la lucha entre contrarios?
  
Nada
El Cosmos permanecería estable
La realidad se desestructuraría, todo sería un Caos.
Los dioses se ocuparían de arreglarlo.

2. Si te dijera que, para Heráclito no existe ninguna unidad o principio único bajo la realidad plural y cambiante, tu dirías: (elige la respuesta que sea más correcta y completa)
  
Que esa afirmación no se corresponde con el pensamiento de Heráclito.
Si, esa afirmación coincide con el pensamiento de Heráclito.
Heráclito no pudo decir eso, ya que, todo es fuego que se manifiesta en diferentes formas y el fuego genera el Cosmos de acuerdo con una razón, luego el fuego es logos.
Esa afirmación es incorrecta, ya que Heráclito afirma que el fuego es la unidad que se oculta bajo los contrarios.

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Icono IDevice Una de Heráclito

A Heráclito no le gustaban los médicos, ya que pensaba que, estos lo único que hacían era cobrar por hacer sufrir a uno. Como padecía hidropesía, decidió aplicar un remedio casero. Así que, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, se enterró en estiércol. Pero, parece que el remedio casero no le funcionó muy bien, según cuenta la leyenda, unos perros salvajes le encontraron y no dejaron de él ni los huesitos.

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