5.2 La teoría de la felicidad

escultura de la grecia clásica que representa a la sabiduría nediante una mujer
Imagen 13. Representación
griega de la Sabiduría

Comenzaremos afirmando que, para Aristóteles, la contemplación es la culminación de la vida humana. Pero, ¿qué razones tiene Aristóteles para realizar esta afirmación?

Hemos visto que la felicidad no debe ser un estado o una disposición, sino una actividad, y una actividad deseable en sí misma. La felicidad debe ser, pues, una actividad de acuerdo con la virtud. Sabemos que la virtud intelectual y la virtud moral (sabiduría práctica) son distintas unas de otras, también sabemos que la sabiduría intelectual y la sabiduría práctica son buenas en sí mismas, independientemente del bien que produzcan, ya que son virtudes de las distintas partes del alma. Ambas no son solamente un medio para alcanzar la felicidad, sino que su ejercicio constituye la felicidad. La sabiduría teórica es superior a la práctica y al menos una parte del valor de esta última consiste en que ayuda a conseguir la primera.

Por ello está claro que la contemplación (vida teorética, la vida que ha alcanzado la verdad) es el principal ingrediente de la felicidad, pero no está claro si la vida moral constituye otro elemento de la felicidad o es sólo un medio para lograrlo. Y la verdad es que el Libro X de la Ética a Nicómaco no nos despeja del todo la duda.

La felicidad debe ser una actividad de acuerdo con la virtud de la mejor parte de nosotros mismos, es decir de la razón. La actividad que constituye la felicidad es teorética. Es la mejor actividad de que somos capaces, puesto que es el ejercicio de lo que hay mejor en nosotros, aporta un placer de una pureza y de una estabilidad asombrosas; es la que depende menos de otros hombres (la moral tiene necesidad de otros hombres como objeto de su actividad); sólo ella parece ser amada por sí misma (las acciones prácticas tienden a bienes que les sobrepasan); es el género de vida que debemos atribuirles a los dioses.

¿Pura contemplación o también acción?

Este es el momento de empezar a responder a alguna de las cuestiones que habíamos planteado: ¿qué papel juega la sabiduría práctica?, ¿en qué medida la experiencia de vida juega un papel importante en el desarrollo moral del individuo? En definitiva si tenemos que orientar nuestra vida hacia la contemplación o sabiduría teórica o también la sabiduría práctica es importante.

Ya hemos visto que la contemplación o vida teorética es para Aristóteles es la culminación de la vida humana, pero todas las cosas tienen un pero. En este caso, la contemplación o sabiduría teorética también tiene un pego para Aristóteles. No es otro que el hecho de que la vida contemplativa es demasiado elevada para nosotros; no podemos vivirla en tanto que hombres, sino solamente en virtud de la parte divina que está en nosotros, aunque no debemos renunciar a ella.

Por ello, la felicidad del hombre, compuesto de materia y forma, no puede consistir en la contemplación, sino, más bien, en actuar de acuerdo con las excelencias del carácter, es decir por medio de la sabiduría práctica.

Por otro lado, la vida de la virtud moral y de la sabiduría práctica, relacionándose con los sentimientos que derivan de nuestra naturaleza corporal, es la vida de todo el conjunto de este ser compuesto que es el hombre, y de una felicidad que se puede llamar felicidad humana.

Copyright © Fil.ex "El laberinto y el hilo de Ariadna". Todos los derechos reservados.